Hasta el 22 de mayo se habían reportado mundialmente más de 5 millones de casos de COVID-19 y 333 mil muertes con una tasa de letalidad del 6 por ciento; en México, se han registrado alrededor de 59 mil casos y 6 mil 510 defunciones con una tasa de letalidad del 10 por ciento; ya se han reportado casos en todo el mundo, y la enfermedad ha demostrado ser muy difícil de controlar, por lo que es muy necesaria la investigación pese a las dificultades que puede representar realizarla durante una emergencia sanitaria a nivel global.

La doctora Rosa María Wong Chew, jefa de la Subdivisión Clínica de la División de Investigación de la Facultad de Medicina de la UNAM, mencionó que conocer las posibles intervenciones resulta de gran relevancia, pero también puede conllevar peligros y daños, ya que pueden tomarse medidas que no son adecuadas. “La investigación en estos tiempos enfrenta problemas y retos muy importantes, ya que tiene que generar conocimiento rápido para mitigar el sufrimiento y salvar el mayor número de personas”, afirmó.

Respecto a los riesgos secundarios a la investigación durante la pandemia, resaltó que es importante tener en cuenta que es posible que la investigación disminuya el tiempo de atención clínica o que el proceso acelerado de investigación no sea a expensas de la seguridad de los pacientes. “En la Declaración de Helsinki y el Convenio de Oviedo se habla que el bienestar del ser humano debe prevalecer sobre el interés de la sociedad y la ciencia, la prisa no puede justificar que decaiga el rigor metodológico, es mejor la incertidumbre de la ignorancia a tener conclusiones de mala calidad”, indicó durante su conferencia transmitida por Facebook Live de la Facultad de Medicina.

En la Declaración de la UNESCO y la Red de América Latina y el Caribe de Comités Nacionales de Bioética se menciona que el hacer investigación en un momento de pandemia puede ser muy complejo, pero no debe comprometer la calidad de la atención, y sobre todo se deben respetar los principios éticos de justicia, equidad y solidaridad; los pacientes deben contar con garantías éticas, además, deben de seleccionarse de forma justa y en caso de no ser seleccionados, se debe proporcionar una justificación adecuada y no debe incentivarse la participación con estímulo económico, ya que lleva a diferentes sesgos.

Finalmente, la investigadora señaló que una vez que se tengan resultados en la investigación, se deben comunicar a la población involucrada en el estudio, así como el carácter experimental del mismo. “Es crucial la amplia difusión de los resultados para mejorar las respuestas en salud pública a la pandemia; es éticamente inaceptable obstaculizar o retrasar la publicación de resultados, sobre todo si son positivos y ayudarían a tratar esta enfermedad mortal”, concluyó.

Victor Rubio