El Viernes Cultural recibió al maestro Marcos Mazari Hiriart, director de la Facultad de Arquitectura, a quien el doctor Germán Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina, dio la bienvenida y agradeció el interés por participar en esta actividad (que se realiza ya desde hace casi 17 años) con un tema que tiene gran relevancia para los estudiantes, la comunidad universitaria y los mexicanos, como es el conocer el valor cultural, arquitectónico, histórico y social del Campus Central de Ciudad Universitaria.
Así, en su charla virtual transmitida por Facebook Live, el maestro Mazari Hiriart destacó que hablar de Ciudad Universitaria es hablar del pedregal, el cual desde siempre ha sido una fuente inagotable para las artes y una fuente abierta a la imaginación de los artistas, como el Dr. Atl y David Alfaro Siqueiros. “El pedregal con su rudeza y, desde luego, como fuente de explosión del volcán Xitle, es un espacio que se descubre cotidianamente, quienes son aficionados a la fotografía descubren en muchos rincones del pedregal mismo una fuente de inspiración inagotable. Sin embargo, cuando surgió el proyecto, el pedregal se consideraba un lugar inhabitable”, destacó.
El director de la Facultad de Arquitectura recordó que la Universidad tiene sus principios en el barrio universitario; lugar que le dio sentido al Centro Histórico durante muchos años al ocupar edificios emblemáticos como el Palacio de la Escuela de Medicina antes Palacio de la Inquisición, el templo de San Pedro y San Pablo que se volvió la Hemeroteca Nacional, la Escuela Nacional Preparatoria en San Ildefonso, así como edificios diseñados ex profeso para la Universidad, como el Palacio de Minería, la Escuela Nacional de Ingeniería o la Real Academia de Nobles Artes de San Carlos de Nueva España.
“Cuando la comunidad universitaria habitaba el Centro Histórico había un cine llamado Goya, los estudiantes gritaban ‘Goya, goya’ (de ahí el origen de la porra universitaria) haciendo alusión a este lugar. Esto habla de la importancia del barrio universitario en la conformación de la identidad nacional de ese entonces y del desarrollo de las diferentes escuelas. El rescate de estos edificios por la Universidad, le regresan una parte al Centro Histórico de lo que alguna vez fue el barrio universitario”, resaltó el maestro Mazari Hiriart.
Sobre el plano general de Ciudad Universitaria, comentó que, desde el punto de vista de la planeación, dada la integración de sus espacios abiertos y sus edificaciones, fue una clase abierta de urbanismo. Permitió identificar desde un inicio al Estadio Universitario, el Campus Central y los edificios que lo rodean, además de visualizar el pedregal de Santo Domingo, que iniciaba con las casas de los trabajadores que construyeron este proyecto.
“Desde el principio fue un referente en el ámbito internacional; un proyecto a nivel país que habló de la importancia de la Universidad, de la posibilidad de desarrollo para el pueblo desde el propio pedregal, y representó un reto particular para México, que buscaba articular una identidad nacional que incluyera el potencial social, cultural y el momento político vivido. A su vez, el desarrollo urbano de los alrededores fue consecuencia del crecimiento del número de estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores que hacen de Ciudad Universitaria un patrimonio vivo”, destacó el arquitecto Marcos Mazari.
Por otro lado, señaló los distintos elementos que permiten reconocer a la UNAM como un espacio de cambio y de formación y que hacen de Ciudad Universitaria un espacio atemporal; como la diferenciación de sus pavimentos, que permite establecer espacios públicos; la unidad de los materiales y colores; el trabajo de experimentación de las formas y los sistemas constructivos; la utilización de la piedra como un reflejo del pedregal; los murales como elementos de integración plástica, que recuerdan a la arquitectura prehispánica y, finalmente, los estudiantes, que representan el patrimonio vivo de México desde los años cincuenta.
“La Universidad es testigo de la historia de México y, a través de sus espacios abiertos que conservan los conceptos prehispánicos del clima y su relevancia al permitir ser un espacio de reunión, se ha logrado la formación e integración de espacios de debate, de confrontamiento de ideas, pero también de manifestaciones culturales. Así, en el 2007, el Campus Central de Ciudad Universitaria fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, lo que significa que este conjunto monumental es reconocido como un elemento de identidad de México, que habla de la importancia de la Universidad como un espacio que reúne la investigación, la formación y la generación de cultura”, indicó el maestro Mazari Hiriart.
Finalmente, el arquitecto destacó la importancia de los espacios abiertos en la Universidad por su alto valor paisajístico, ambiental y de investigación, como el Espacio Escultórico; la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA), un ecosistema único en el mundo que le da sentido a la Universidad; el Jardín Botánico, un espacio que permite entender que la relación entre el hombre y la naturaleza es indisoluble, y el Centro Cultural Universitario, que permite fortalecer las actividades de difusión cultural y que habla de la importancia de la conservación de la memoria artística.
“El Espacio Escultórico es un símbolo de la Universidad, un homenaje al lugar físico en el que se asienta, a la lava y a la belleza del pedregal, que es la fuente de energía, identidad y articulación de lo que hoy entendemos como Ciudad Universitaria. Así, la Universidad, físicamente se convierte en un ícono a nivel mundial, y al descubrir y recordar que la Universidad somos todos, se refleja la identidad de los universitarios a nivel internacional y refuerza nuestro emblemático grito de ‘Goya’ como una forma de expresión y unión de toda la comunidad universitaria”, resaltó el director de la Facultad de Arquitectura.
Victor Rubio