Durante el siglo XX, México fue un lugar atractivo para aquellas personas con contextos difíciles en sus lugares de origen, por ello al país vinieron muchos refugiados; entre ellos, judíos que terminaron por asentarse para fundar comunidades y grupos intelectuales, como fue el caso de médicos.

Este tema unió al Palacio de la Escuela de Medicina y a la Sinagoga Histórica Justo Sierra 71 en la Noche de Museos de octubre, donde la doctora Mónica Unikel-Fasja, coordinadora de la Sinagoga Histórica, y el doctor Carlos Aguilar, miembro del voluntariado del Palacio y miembro numerario de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina, hicieron un recorrido por la historia de algunos médicos judíos y sus logros.

“La primera organización de judíos en México fue Alianza Monte Sinaí, nace en 1912 con un puñado de hombres que llegaron de diferentes latitudes, la mayoría venían del Imperio Otomano. Cuando una empieza a leer las actas de las juntas de los directivos se da cuenta de que el tema médico es fundamental porque la gente viene sin nada, en pobreza, con la necesidad de trabajar, pero también la necesidad de tener salud”, destacó la investigadora Unikel-Fasja.

Entre las profesiones que desarrollaron y que ejercieron estas personas se encuentran médicos generales, optometristas, dentistas, pediatras, cirujanos y maestros. Algunos ya venían con estudios y otros lograron tener un título gracias a la Escuela Nacional de Medicina, actual Facultad de Medicina de la UNAM.

Otra asociación médica fundada es ARS Medici, integrada por profesionales de la salud alemanes y austríacos durante el holocausto en Europa. Éstos deciden juntarse para intercambiar conocimiento, profundizar en contenidos y publicar sus investigaciones. Con el tiempo, médicos mexicanos no judíos se unieron a ésta.

La primera clínica hospitalaria intercomunitaria judía en México (OSE) fue otra: “Ésta ha tenido una evolución en nuestro país, pues tenía un modelo más orientado a la policlínica, es decir, donde la persona podía acudir al psicólogo, al dentista, al médico general o al especialista. Pero también algo que muchas personas recuerdan son los campamentos y convivencias en la casa que hubo en Cuernavaca, en donde la OSE tuvo un papel importante en acoger aquellos huérfanos de la segunda guerra mundial”, explicó el doctor Carlos Aguilar.

Eric Ramírez