“El arte romano frente al arte griego se ha considerado muchas veces como una mera copia; los romanos son, sin duda, unos grandes admiradores del arte griego y en función de esto se dedican a copiar. Una gran aportación que tiene el arte romano es que gracias a los cientos de copias que existen de las esculturas más importantes de los distintos periodos del arte griego, es que los conocemos; de lo contrario, la civilización griega seguiría siendo altamente misteriosa para nosotros”, mencionó la maestra Nuria Galland Camacho, Coordinadora de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.

En el Curso-taller de Historia del Arte, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM, la experta resaltó que “un rasgo interesante del arte romano es su capacidad de síntesis y de absorción, no sólo de la cultura griega sino de los distintos territorios que invadieron y colonizaron, y que de alguna manera conformaron su estética y, con la cual, le dieron forma y figura a la Ciudad de Roma”.

Apuntó que una gran aportación del arte romano fue el retrato, en el cual se rescataban los rasgos más característicos del personaje, ya que el sentido de la familia y la idea de genealogía eran importantes en esa época.

“Cuando Roma era un imperio hubo necesidad de exaltar y de divinizar al emperador”, recordó la maestra Galland Camacho, lo cual se puede ver en la escultura Augusto arengando a las tropas, la cual se realizó después de que él murió.

Otra característica del arte romano fue que, a diferencia de la arquitectura griega que en su mayoría está hecha con bloques de mármol, los romanos empezaron a mezclar distintos materiales, consiguiendo un elemento fantástico para la construcción: el mortero, el cual les ayuda a construir edificios con gran facilidad que recubren con materiales mucho más suntuosos, como se puede ver en el Arco de Tito.

Uno de los edificios más emblemáticos es el Coliseo, una construcción con núcleo de mortero revestido con mármol travertino que tenía alrededor de 50 mil butacas de mármol, hoy perdidas: “Se trata de un anfiteatro que une dos teatros griegos y conforma una especie de estadio, donde se realizaban las luchas entre gladiadores, simulaciones de batallas entre esclavos o entre gladiadores libres y fieras salvajes que provenían de los diferentes territorios del imperio romano”, señaló la experta.

La mayoría de las obras del arte romano son conmemorativas y tienen un carácter narrativo y noticioso importante. Un ejemplo es la Columna de Trajano, la cual narra en espiral una campaña que realiza el ejército.

“La cúspide de la arquitectura romana la representa el Panteón de Agripa, este maravilloso edificio de planta centralizada en donde podemos ver el empleo del mortero y el gran reto de cubrir el techo con una especie de bóveda celeste, el cual estaba destinado para albergar las esculturas de todos los dioses que conformaban el imperio romano”, concluyó la maestra Nuria Galland.

Janet Aguilar