Desde el 2000, la Organización Mundial de la Salud reconoció el burnout como un problema derivado más de las condiciones del ambiente laboral que de problemas y situaciones personales. Además, en 2019 lo incluyó en la 11ª Clasificación Internacional de Enfermedades, retomando la definición de Christina Maslach, quien describió al burnout como “el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”.
“El estrés es un fenómeno normal, prepara al organismo para una respuesta ante algo inesperado, sin embargo, cuando se vuelve cotidiano y rebasa las condiciones, capacidades y lo que el trabajador puede hacer se presenta el estrés laboral. Además, cuando éste es continuo puede favorecer o incrementar la presencia de enfermedades cardiovasculares, desórdenes conductuales y síntomas somáticos”, advirtió la doctora Martha Edilia Palacios Nava, Académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM.
El estrés y el burnout se pueden presentar en cualquier ocupación, no obstante, es más frecuente en personas que atienden personas, como lo son los profesionales de la salud, quienes debido a sus condiciones laborales tienen una mayor predisposición a presentar estrés crónico o burnout.
Durante el Seminario Permanente de Salud Pública, transmitido por Facebook Live de la Facultad, la experta explicó la investigación que realizó en colaboración con la doctora María del Pilar Paz Román, en la que “el objetivo fue identificar esta asociación entre las condiciones de trabajo y la frecuencia de estrés, burnout y síntomas somáticos en residentes y médicos adscritos de siete hospitales de la Ciudad de México”. Este estudio se realizó en 724 médicos de hospitales, a quienes se les aplicó un cuestionario para determinar condiciones de trabajo y características sociodemográficas; para evaluar el estrés, burnout y síntomas somáticos se usó el inventario de Wolfgang, la escala de Maslach y el inventario de Kroenke.
Después de obtener los datos y analizarlos, se encontraron los siguientes resultados: el 61 por ciento de los médicos tuvo estrés moderado y 15 por ciento estrés alto, sin embargo, la prevalencia de estrés alto fue de 19 por ciento para los residentes y 11 por ciento para los adscritos. En cuanto al burnout, el 16 por ciento de la población total presentó el síndrome, del cual 19 por ciento fueron residentes y 12 por ciento médicos adscritos. Además, el 25 por ciento de todos los médicos tuvo un nivel alto de severidad de síntomas somáticos.
La doctora Palacios Nava indicó que las prevalencias y el riesgo de estrés, burnout y síntomas somáticos asociados a las condiciones de trabajo fueron en general más altos en los residentes que en los médicos adscritos.
Asimismo, señaló que la prevención del estrés laboral y burnout pueden involucrar medidas de prevención primaria, en la que se requiere la implementación de modificaciones en la organización del trabajo, y secundaria, que implica la capacitación para el autoreconocimiento y aceptación de su propia susceptibilidad a padecer estrés y burnout, así como estrategias de relajación, yoga y ejercicio.
Janet Aguilar