Las ciencias de la salud y del cuidado que atienden a pacientes al final de su vida reconocen una forma de sufrimiento compleja que han denominado sufrimiento existencial, el cual ocurre cuando hay una irrupción mental desagradable a causa de una frustración urgente relacionada con las prácticas que dan significado a la vida.

Éstas se pueden dividir en dos grupos, el primero son las prácticas narrativas de la identidad que son las cosas que contamos sobre nosotros y que constituyen, en parte, lo que somos; y el segundo son las prácticas que dan identidad, aquellas cosas que hacemos y también constituyen quienes somos, explicó el doctor David Fajardo Chica, adscrito al Seminario de Estudios sobre la Globalidad (SEG) en los grupos de trabajo “Cuidados Paliativos” y “Opioides”.

En el Seminario Permanente de Cuidados Paliativos y Humanidades Médicas, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM, el experto apuntó que las personas con enfermedades graves en un entorno hospitalario encuentran obstáculos importantes para la realización de las actividades que brindan propósito. Agregó que a partir de concebir al sufrimiento existencial como una forma de frustración relacionada con actividades y prácticas que dan significado, se han propuesto intervenciones como la terapia de la dignidad, y que la religión y la espiritualidad son respuestas a esta forma de sufrimiento.

La doctora Beatriz Elena Dorsey Rivera, Coordinadora del Área de Cuidados Paliativos del Hospital General ISSSTE de Tláhuac, señaló que “el sufrimiento espiritual es el deterioro de la capacidad para experimentar e integrar el significado y el propósito en la vida a través de la conexión con uno mismo y los demás, el arte, la música, la literatura, la naturaleza o un poder mayor que uno mismo”, señaló en el evento moderado por la doctora Nayely Salazar Trujillo, Coordinadora del Grupo de Trabajo “Cuidados Paliativos” del SEG.

El sufrimiento espiritual se puede identificar por solicitar asistencia debido a una perturbación en el sistema de creencias o en la fe; mostrar desapego emocional de sí mismo y de los demás, o sentimientos de vacío; y expresar preocupación, enojo, resentimiento, miedo por el significado de la vida y sufrir la muerte. El sufrimiento puede surgir del miedo a la muerte, al dolor, a lo desconocido, a la soledad o al abandono.

Para hacer una evaluación espiritual es importante tomar en cuenta cuatro áreas importantes: si el paciente tiene un concepto de dios o deidad, cuáles son sus fuentes de esperanza y fortaleza, si tiene prácticas religiosas, y la relación entre sus creencias espirituales y salud. Existen varias herramientas para hacer una valoración espiritual, una es el Rush Spiritual Screening y otra es la publicada por Steinhauser en 2006. También hay herramientas para hacer una historia clínica espiritual como Spirit y Hope, y el más utilizado actualmente es el FICA.

Finalmente, la doctora Dorsey Rivera apuntó que cada paciente debe ser examinado para la angustia espiritual, que los clínicos deben incluir una historia espiritual como parte de la historia de rutina, y que los problemas espirituales y la angustia se deben documentar en la historia clínica del paciente y realizarse un seguimiento adecuado.

Janet Aguilar