De acuerdo con la Intersex Society of North America, la intersexualidad es una condición en la cual una persona nace con una anatomía que no empata con las características socialmente definidas de lo que es un hombre y una mujer.

Uno de los dilemas a los que se efrenta la sociedad es si es pertinente catalogar a las personas intersexuales como hombre o mujer. “Esto puede verse influenciado por los padres al angustiarse por el género de su hijo, el contexto cultural y presiones legales para registrar al bebé como niño o niña, debido a que no hay otra categoría sexual”, señaló Dennys Michel Onofre Corredor, estudiante de la Facultad de Medicina de la UNAM.

El diagnóstico inicia con la observación del recién nacido, se hace una medición visual falométrica, la cual establece las medidas esperadas para un clítoris o un pene, si está en el intermedio los genitales son ambiguos. También se puede hacer una exploración para buscar las gónadas, estudios de imagen y endocrinos para ver las hormonas que predominan. Incluso se pueden optar por estudios genéticos y la laparoscopia para ver si hay genitales internos. Sin embargo, el sexo asignado puede ser temporal, debido a que al crecer la persona puede no sentirse identificada con él, o que la expresión de sus hormonas no coincida con el género asignado.

Durante la charla “Dilemas en el espectro intersexual”, transmitida por Facebook Live de la Facultad y moderada por la doctora Jennifer Hincapie Sanchez, responsable del Programa Institucional “Ética y Bioética FACMED”, el estudiante de la Licenciatura de Médico Cirujano explicó que el tratamiento pretende lograr un binarismo sexo-cis-genérico mediante una cirugía de feminización o masculinización; sin embargo, “puede provocar pérdida de sensibilidad, ausencia de orgasmos, dolor crónico en el muñón, incontinencia, esterilidad, y alteraciones en el desarrollo erótico y sexual de la persona”, advirtió.

Respecto a su salud mental, las personas intersexuales pueden padecer de disforia de género, un malestar o angustia causado por una discrepancia entre la identidad de género y sexo de una persona asignado al nacer.

Para evitarlo, se recomienda aplazar cualquier tipo de intervención quirúrgica irreversible por lo menos hasta los 12 o 14 años y bloquear el crecimiento de hormonas masculinas y femeninas para retrasar la pubertad, “esto para que la persona pueda tener autonomía e identificarse con algún género de una forma más segura y estable”, señaló.

También se recomiendan tratamientos hormonales y psicológicos en caso de requerirse, y fomentar en ellos la aceptación corporal. En México, el protocolo para el acceso sin discriminación a la prestación de servicios de atención médica de las poblaciones LGBTTTI contiene guías de atención específica y otras recomendaciones (disponible en https://bit.ly/3heQQyu).

Finalmente, Dennys Michel Onofre habló sobre la eugenesia de género y cómo la intersexualidad puede ser vista como una condición peyorativa, enfermedad o una afección social, sin embargo, “la persona intersexual es autónoma, con la distinción de que su proceso cromosómico y hormonal se completó de forma diferente, por lo que se le debe defender y visibilizar como al resto de la comunidad LGBTTIQ+”, indicó.

Axel Torres