Los neuromitos son malentendidos o malinterpretaciones sobre el cerebro y su funcionamiento. Uno de los más populares, y que ha sido ampliamente desmentido, es que los seres humanos sólo utilizan el 10 por ciento de su capacidad cerebral. Estas creencias repercuten no sólo en la cultura popular sino también en la educación, pues han servido como justificación de prácticas docentes poco eficaces e interfieren en áreas como la enseñanza de lenguas extranjeras. En particular, dos neuromitos han tenido un mayor impacto en la enseñanza: las inteligencias múltiples y los estilos de aprendizaje.

El modelo de las inteligencias múltiples, propuesto por Howard Gardner en 1973, se compone de las inteligencias lingüístico-verbal, visual-espacial, corporal-cinestésica, interpersonal, intrapersonal, musical y lógica-matemática; 14 años después, Gardner agregó la inteligencia naturalista. Este modelo estipula que todas las personas tienen estos tipos de inteligencia en diferentes medidas y cada una de ellas es independiente del resto.

“Desde que surgió este modelo se dio la idea de que se podía aplicar directamente en el aula, aunque Gardner ha declarado que él nunca lo pensó con esa finalidad; las inteligencias múltiples no son estilos de aprendizaje, sino un modelo de cómo se entiende la inteligencia en las personas”, explicó Emilio Ruiz Alanis, pasante de la primera generación de la Licenciatura en Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Por otra parte, subrayó que se han postulado múltiples estilos de aprendizaje, entre los más conocidos está el visual-auditivo-kinésico; sin embargo, el ser humano no se limita únicamente a estas tres vías sensoriales, el aprendizaje es multimodal y participan estímulos de diferentes sentidos. “Incluso la experiencia de cómo sentimos el lápiz en los dedos o la forma en que nos sentimos físicamente en la mesa o silla en la que estemos participan totalmente en el aprendizaje”, comentó.

En la charla “Neuromitos y enseñanza de lenguas extranjeras”, moderada por la licenciada Yunué Pliego Jiménez, Coordinadora de Formación Docente de la ENALLT, Ruiz Alanis explicó que existen otros mitos en torno al aprendizaje de lenguas extranjeras, como el de los periodos críticos, que estipula que si los niños no aprenden una lengua nueva antes de los 12 años no podrán hablarla al nivel de los nativos. “Quizá es más sensato hablar de periodos sensibles, los niños muestran una mayor facilidad para aprender estas lenguas, pero no significa que no se puedan aprender en otros momentos de la vida”, explicó.

Señaló que el mito del hemisferio izquierdo del cerebro como analítico, racional y lingüístico y el derecho como más creativo y artístico surge por la localización de ciertas funciones en uno u otro hemisferio, pero no implica que las personas racionales o las creativas aprendan más fácil porque alguno de los hemisferios trabaja más en ellos, ya que ambos están en constante interconexión gracias al cuerpo calloso. También se ha postulado la idea de que la enseñanza funciona mejor sin emociones, como si el aprendizaje se tratara de algo totalmente racional; sin embargo, las emociones participan en la forma en la que se percibe y se interactúa con un entorno de aprendizaje y ayudan a construir experiencias, a la vez que influyen en cuestiones como la atención y la motivación.

“Un diálogo bidireccional entre docentes e investigadores de lenguas permitiría enriquecer la enseñanza y dar un acercamiento enfocado en el aprendiente en futuras investigaciones”, concluyó Emilio.

Ricardo Ambrosio