Existen múltiples tipos de receptores de potencial transitorio; los tipo I (TRP1) son los más conocidos y permiten la transmisión de estímulos dolorosos, sin embargo, tienen otras funciones como regular la temperatura, la secreción salival, procesos inflamatorios, la regulación cardiovascular, el tono del músculo liso, la homeostasis del calcio y el magnesio, entre otras; todas ellas se modifican cuando una persona siente dolor. El descubrimiento de los TRP permitió que David Julius y Ardem Patapoutian fueran acreedores al Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2021.

Actualmente se estudia la influencia de estos receptores en la producción de estímulos dolorosos con la finalidad de producir medicamentos analgésicos para padecimientos como neuropatía diabética, neuralgia postherpética o neuralgia trigeminal, entre otras enfermedades crónicas o que no responden a los tratamientos convencionales y que podrán tener un tratamiento más eficaz al identificar el papel de estas estructuras.

“Nosotros percibimos el dolor porque somos conscientes de él, podemos sentir y darle un contexto emocional; el dolor se percibe en los tejidos, articulaciones, en la piel y diversos sitios, de ahí se transmite por la médula espinal hasta áreas especiales del cerebro donde va a hacerse la integración de esta información dolorosa para dar una respuesta física o emocional como enojo, tristeza o miedo, en términos generales es así como nosotros percibimos”, explicó el doctor Noel Plascencia Álvarez, Profesor Adjunto del Posgrado de Neurología de la UNAM.

El académico indicó que el dolor es algo que ha acompañado al ser humano en toda su existencia, no obstante, se desconocían los mecanismos involucrados y las estructuras que intervienen en su percepción. Fue hasta los años noventa que se estableció la existencia de estos receptores específicos que tienen que ver con la activación directa a través de la capsaicina, una sustancia contenida en los chiles.

También resaltó que estas estructuras receptivas transmiten la información del cerebro a los tejidos de forma rápida; en el caso de una quemadura las personas no son conscientes de que deben retirar la mano, es una acción inconsciente e inmediata gracias a una respuesta coordinada.

En la conferencia de prensa, organizada por la Facultad de Medicina y la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM, en el marco del anuncio de los ganadores del Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2021, el doctor Plascencia Álvarez explicó que los receptores TRPV1 atraviesan la membrana celular y cuando se activan por la capsaicina permiten la entrada de calcio a la célula, provocando que ésta se despolarice y envíe una respuesta a otras células para transmitir el impulso doloroso hasta que llega al cerebro.“Los receptores no sólo intervienen en el dolor, sino tienen una participación mucho más amplia. Seguramente en poco tiempo tendremos medicamentos que se puedan utilizar no sólo en el control del dolor sino también en otro tipo de síntomas relacionados con estos receptores”, concluyó el experto.

Ricardo Ambrosio