#TalentoFacMed

Ingrid Eunice Esquivel Salazar, pasante de Fisioterapia y quien realiza su Servicio Social en la Compañía Nacional de Danza, recuerda cómo desde niña, junto con su hermano, tomó la clase extracurricular de danza folclórica.

Su gusto por esta disciplina la llevó a continuar practicándola y en 2016 ganó el Concurso de Danza Folclórica, como solista, representando a la Escuela Nacional Preparatoria número 2 “Erasmo Castellanos Quinto”, contando con el apoyo de sus maestros, compañeros y familia.

Ingrid describe su sentimiento al bailar como una “amnesia terrenal” que le permite concentrarse al grado de lograr bloquear algunos sentidos con tal de perfeccionar su técnica y coordinación, creando conexiones consigo misma y su pareja o grupo de baile.

Estos sentimientos casi le hacen elegir danza como licenciatura pero desde niña también soñaba con ser médica. En sus años de preparatoria eso la confundía mucho, hasta que bailando, se lesionó: “La primera vez que oí de la Fisioterapia fue al ver una pulsera en una reunión de INJUVE y después tuve el acercamiento a lo que hacen por mi lesión, pero gracias al servicio de orientación vocacional que tiene la UNAM tuve la oportunidad de platicar con alumnos que la estudiaban, conocer el perfil de un fisioterapeuta y darme cuenta a lo que se dedican: preservar el movimiento del cuerpo”.

En su Servicio Social se dedica a atender a bailarines y al personal con el que cuenta la Compañía para mejorar su rendimiento. Afirma que admira mucho a quienes se dedican a la danza y cómo exigen a su cuerpo. Por otro lado, también admira a los profesionales de la salud, cuyo objetivo es preservar el cuerpo y todas sus funciones, por eso asegura que “mi pasión es el cuerpo humano, ver lo que es capaz de hacer todos los días y, en muchos casos, llegar a un límite que para la ciencia es difícil de entender”

En la Fisioterapia, Ingrid ve la convergencia entre sus dos grandes pasiones que son la danza y la Medicina, ambas estudian, desde diferentes perspectivas, el cuerpo humano, y eso lo encuentra fascinante.

Luz Aguirre