La película Elisa y Marcela, dirigida por la directora española Isabel Coixet, está basada en hechos reales que ocurrieron al norte de España en los inicios del siglo XX y narra las peripecias que sufrieron las protagonistas para poder casarse.


En esta ficción, ellas son una pareja de estudiantes que se conocen en las aulas de un centro educativo albergado en el convento, comienzan a intimar, se divierten y se atraen de forma mutua, sin embargo, los padres de Marcela sospechan de la relación, razón por la que la envían al extranjero. Su separación sólo fortaleció su amor, por lo que al reencuentro deciden elaborar un plan para poder estar juntas: Elisa abandonará el pueblo un tiempo para regresar convertida en Mario y poder casarse con la mujer que ama, pero este sólo será el inicio de su relación poco aprobada por la sociedad machista y conservadora de la época.


Elisa y Marcela fue la película a discutir durante el cine debate de junio, organizado por el Programa de Estudios de Género en Salud (PEGeS) del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, que tuvo lugar vía Zoom. En esta ocasión el debate fue dirigido por la maestra en sexología clínica Ana Alicia Torres Benítez y moderado por la médica pasante de Servicio Social Margarita Quetzalli Santos Alcocer.


El filme fue seleccionado en el marco de la celebración del Mes del Orgullo y la Diversidad, y la dinámica consistió en analizar momentos específicos del mismo, en la que participaron más de 50 asistentes entre estudiantes, académicos y público en general, donde las reflexiones fueron variadas, pero todas se dieron alrededor de los sentimientos evocados por la trama, así como la complejidad de una relación no heterosexual entre mujeres en un tiempo donde este sector estaba totalmente sometido a la figura varonil más cercana, ya sea el marido, el padre o el tutor, lo que llevó a Elisa y Marcela a compartir sus días a escondidas, y al no haber un hombre en la casa, sus opiniones eran invisibilizadas por la sociedad.


En las reflexiones también se destacó que ambas eran mujeres atrevidas, sobre todo Marcela rompía los cánones familiares al ingresar a la escuela y soñar con ser profesional, pues ella leía a escondidas, aunque su padre se oponía a que fuera educada porque eso era para hombres o para brujas en esos tiempos, lo que la hacía una rebelde, no sólo eligiendo a quién amar sino también queriendo aprender. Este ejemplo de la prohibición en la vida de Marcela da una idea sobre el poco control que las mujeres tenían sobre sus propias vidas, sumisas de un hombre por pactos sociales no escritos, reflexionó la ponente.


“Más que ponerlo en el marco de esta película, los invito a preguntarse si nuestra vida va a valer la pena, si romper las normas en búsqueda de nuestra identidad es algo que estamos dispuestos a arriesgar”, señaló la maestra Torres Benítez al concluir que “en el ejercicio de nuestras profesiones o habitando nuestros espacios, somos parte de esas miradas que juzgan a otros porque la sociedad no es algo que está afuera, somos nosotras y nosotros.”

Luz Aguirre