Las adicciones son un problema de salud pública global, pues según datos estadísticos de la Organización Mundial de la Salud, más de 250 millones de personas en el mundo consumen sustancias de abuso y del 4 al 14 por ciento de ellas generan un trastorno de adicción.

Actualmente, se conocen criterios que identifican las causas conductuales que determinan la adicción de una persona, sin embargo, también existen otros factores biológicos y epigenéticos como el sistema de defensa cerebral que conducen hacia este camino. Para conocer más acerca de los componentes de la vulnerabilidad al abuso de sustancias, el doctor Oscar Prospéro García, Investigador Titular del Laboratorio de Canabinoides en el Departamento de Fisiología (DF) de la Facultad de Medicina de la UNAM, abordó este tema en el Seminario de Investigación, organizado por la Coordinación de Investigación del DF.

En la conferencia realizada en el auditorio “Dr. Octavio Rivero Serrano” y transmitida por YouTube, el doctor Prospéro García definió a las adicciones como “el debilitamiento del sistema de reforzamiento y la pérdida de la respuesta hedónica inducida por las drogas, aunado al fortalecimiento del sistema de defensa que induce ‘lúdame’ y síndrome de abstinencia”, argumentando que dentro del laboratorio usan el término de ‘lúdame’ para referirse a la ansiedad que sienten las personas por consumir alguna sustancia.

El sistema de reforzamiento trabaja a través de estímulos llamados positivos o negativos, los reforzamientos negativos surgen por el ciclo de motivación y recompensa, siendo la motivación un estado de malestar y la recompensa el cambio de ese estado por la obtención de lo que se busca, mientras que los reforzamientos positivos son lo contrario a la motivación, pues provienen de un estado previo de bienestar hacia uno de mejoría.

Fotografías: Carlos Díaz

El reforzamiento y la motivación surgen de la activación de algunos núcleos subcorticales, principalmente el núcleo accumbens, y la recompensa se obtiene de la corteza prefrontal medial, que produce la sensación de placer, satisfacción y bienestar por medio de la dopamina en los receptores D2 y D3. De esta manera, las personas que consumen sustancias adictivas generan tolerancia al efecto que éstas producen debido a que disminuye la cantidad de estos receptores, al igual que la síntesis y liberación de dopamina, por lo que su sistema de recompensa se debilita y ya no responde de la misma forma.

En caso contrario, el sistema de defensa se fortalece a través de estímulos negativos y responde cada vez con más poder. Cuando la persona se encuentra en un estado de lúdame, a nivel neuroquímico el factor liberador de corticotropina activa la amígdala y por consecuencia al núcleo accumbens, provocando una intensa motivación por consumir, aunque ya no se obtenga la sensación deseada.

Para apoyar estas hipótesis, el doctor Prospéro García y su equipo han realizado experimentos en ratas sobre la bioquímica cerebral, la fisiología y los contextos ambientales para el estudio del comportamiento o vulnerabilidad a la adicción, obteniendo datos acerca de la influencia de las relaciones psicosociales en las funciones y estructuras involucradas en la respuesta de estos sistemas, concluyendo que cuando una persona es socialmente aceptada los receptores D2 y D3 aumentan, fortaleciendo el sistema de recompensa y relajando el de defensa.

Por L. Ixchel Díaz