El biohacking es el nombre que se le da a todas las acciones encaminadas a optimizar la biología humana, pueden ser físicas, en la dieta o a través de monitores o herramientas tecnológicas, con el propósito de mejorar el rendimiento físico, mental y emocional de manera autónoma y personalizada para conseguir bienestar, longevidad y desarrollo de potencial”, aseguró la doctora Paola de la Garza, maestra en Nutrición Clínica y Medicina Regenerativa.
El pasado 17 de enero se realizó la cuarta sesión del Ciclo de Conferencias de Genética Aplicada a la Clínica, proyecto organizado por el Departamento de Embriología y Genética de la Facultad de Medicina, que tiene como objetivo actualizar a médicos, estudiantes y personal de salud de áreas afines con relación a temas actuales de Genética médica. El doctor Adrián García Cruz, Jefe de dicho Departamento, dio la bienvenida a las y los asistentes.
Durante la actividad realizada en el auditorio “Dr. Raoul Fournier Villada” y transmitida por Facebook Live y YouTube, la doctora Juana Inés Navarrete Martínez, Coordinadora de Genética, presentó a la conferencista y recordó a la audiencia que el biohacking, los estilos de vida y la medicina funcional se encuentran ampliamente relacionados con la genética y su influencia en la vida para una vejez saludable.
Para iniciar con la sesión, la doctora De la Garza mencionó que dentro de los factores determinantes del biohacking, se encuentran los estilos de vida del ser humano, el ADN, la epigenética, la microbiota y la neuroplasticidad, esta última con gran interés entre los profesionales de la salud.
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“Antes se creía que una vez muerta una neurona, jamás se recuperaba, sin embargo, esto es falso, porque el cerebro es plástico, se modifica y podemos aprender en todos los momentos de nuestra vida, en ese sentido, han surgido tecnologías, ejercicios de creatividad, nootrópicos y suplementos que van desde la medicina china ancestral, hasta medicamentos como el piracetam, ayudando a optimizar al cerebro.
Dentro de los elementos del biohacking, se encuentran la nutrición y dieta personalizada, con dietas bajas en carbohidratos y alimentos ricos en nutrientes, por ejemplo, la dieta cetogénica y la mediterránea. Otro apartado son los suplementos y nootrópicos, que incluyen el uso de vitaminas y compuestos naturales como adaptógenos para mejorar la cognición y la energía. También se encuentran las tecnologías portátiles, mindfulness y tecnologías mentales y las tecnologías externas como la luz infrarroja, el sauna o la crioterapia.
“Ser sano no es igual a no tener diagnóstico, además, la mayoría de nuestra población no es sana, simplemente carece de diagnóstico, muchos están expuestos a la polifarmacia, especialmente con fármacos para dormir; otro factor es el sedentarismo, que trae consecuencias como la osteoporosis en la vejez. El ejercicio debe convertirse en una actividad diaria y hay que transmitirlo a los pacientes”.
La doctora De la Garza agregó que la medicina del estilo de vida se refiere a un enfoque integral para prevenir y tratar enfermedades, mediante cambios en la nutrición, el ejercicio, el manejo del estrés y otros hábitos de vida saludables: “Se relaciona con el biohacking porque ambos buscan mejorar la salud y la calidad de vida a través de la modificación de hábitos, pero con diferentes énfasis y metodologías”.
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Finalmente, la doctora mencionó que, dentro de sus beneficios, está la optimización del rendimiento, prevención de enfermedades crónicas, longevidad (esperanza de vida saludable) y bienestar emocional: “El biohacking y la medicina del estilo de vida traen resultados como disminución del riesgo cardiovascular, pérdida de peso mayor al 5 por ciento sin intención y con fármacos hasta en 15 por ciento en 18 meses y reduce el 30 por ciento de visitas al médico en un año”.
Tomás Ortega