Doctora Ingeborg Becker

Entre las enfermedades que transmiten los mosquitos en zonas selváticas y de condiciones de pobreza se encuentra la leishmaniasis, un padecimiento que genera úlceras cutáneas y puede provocar la muerte, en su mayoría, de hombres.
De acuerdo con la doctora Ingeborg Becker Fauser, científica de la Unidad de Investigación en Medicina Experimental de la Facultad de Medicina (FM), a diferencia de otros mosquitos, esta especie afecta en mayor medida a varones, pues las hormonas masculinas propician el desarrollo y crecimiento de sus parásitos.
“En las estadísticas se ha visto que, entre los adultos, el sexo masculino es mucho más susceptible de ser dañado. Se pensaba que había más pacientes hombres porque estaban más expuestos al entrar a la selva, pero lo que hemos visto es que el parásito crece bien con la testosterona, le es eficaz para reproducirse y causar mayor lesión”, explicó la investigadora.
La leishmaniasis es provocada por un protozoo parásito del género Leishmania, el mosquito toma la sangre y regurgita sus parásitos, lo que provoca que en la piel se formen úlceras con forma de cráter redondo y bordes elevados, las cuales cicatrizan de forma espontánea y, si se infectan, generan mucha dolencia en los pacientes.
Además, el padecimiento afecta más a las personas con escasos recursos, puesto que la mayor parte de los pacientes vive en zonas con una gran cantidad de vegetación, e incluso entre animales salvajes. Además de México, la leishmaniasis se encuentra en países como Brasil, Colombia, Etiopía, India, Perú y Sudán, por mencionar algunos.
“El mosquito se encuentra de forma regular en poblaciones al sureste de nuestro país, en regiones selváticas. Quienes sufren picadura, es porque han entrado a los lugares donde éste habita para talar selvas y crear poblaciones. Esos pacientes son los más afectados, porque conviven con animales domésticos y salvajes que pueden tener leishmaniasis, entonces hay un círculo activo de transmisión”, añadió.

El mal se puede manifestar de tres formas: cutánea, se caracteriza por lesiones en la piel que en ocasiones son causa de discapacidad grave; visceral, el paciente tiene episodios de fiebre, pérdida de peso, anemia y hepatoesplenomegalia (inflamación del hígado), y mucocutánea, provoca la destrucción de las membranas mucosas de la nariz, boca y garganta.

La doctora Becker Fauser, quien ha dedicado gran parte de su carrera a investigar esta enfermedad, explicó que, si bien, es un porcentaje mínimo, existe un riesgo de que la picadura lleve a la muerte.
“Pocos pacientes, alrededor del uno por ciento, desarrollan una forma progresiva, en la cual el parásito comienza a diseminarse por toda la piel, lo que llamamos leishmaniasis cutánea difusa. Esto es realmente maligno, porque el paciente tiene un aspecto parecido al de alguien con lepra que, en ocasiones, lleva a que sea expulsado de su comunidad, e incluso le puede ocasionar la muerte”, acotó la también profesora de la FM.

En México ocurren alrededor de 400 nuevos casos de leishmaniasis al año, pues cuenta con las condiciones propicias para la procreación del mosquito, que requiere temperaturas de entre 15 y 38 grados centígrados, aguas subterráneas y suelo aluvial.
Asimismo, alrededor del mundo se contabilizan de 50 mil a 90 mil personas con leishmaniasis visceral, la mayoría de ellas vive en África; un millón de diagnósticos de la forma cutánea, más frecuentes en Asia y América, y, en el caso de la mucocutánea, el 90 por ciento se registra en Brasil.

Samuel Aguirre