Doctor Alberto Lifshitz
Francisco de Quevedo describía los síntomas del amor como “hielo abrasador y fuego helado”, una “herida que duele y no se siente” o una libertad que dura “hasta el postrero paroxismo”. De acuerdo con el doctor Alberto Lifshitz Guinzberg, secretario de Enseñanza Clínica, Internado Médico y Servicio Social de la Facultad de Medicina de la UNAM, el escritor del Siglo de Oro ilustra el “comportamiento de una mente enamorada como una forma de psicopatología transitoria”.
En el marco de la 2ª Muestra Educativa de la Salud y el Amor, impartió la conferencia “La Clínica del Amor”, en donde expuso que “el enamoramiento tiene manifestaciones clínicas y hay argumentos para entenderlo como enfermedad”.
Temblor, palpitaciones, sensaciones abdominales diversas, palidez o rubicundez, sudación, anorexia o hiperorexia, respiración suspirosa, insomnio y otros trastornos del sueño, debilidad o aumento de energía, taquicardia, inestabilidad emocional, entre otros, son síntomas del enamoramiento, si se ve como una enfermedad.
“Muchas de las manifestaciones clínicas del amor tienen que ver con síntomas cardiovasculares, por eso se dio esta idea de que el asiento del amor no era el sistema límbico sino el corazón y el aparato cardiovascular”, señaló el doctor Lifshitz Guinzberg.
¿El enamoramiento es o no una enfermedad? Para responder, recordó el libro del patólogo mexicano Francisco González-Crussí, La enfermedad del amor, en donde, tras una larga reflexión, un médico, un filósofo y otros profesionales concluyen que “el mal de amores es y no es una enfermedad”.
Mariana Montiel