Tener un hijo deseado resulta una de las experiencias más maravillosas para las parejas; los expertos en salud hacen lo posible a fin de que ese bebé nazca en las mejores condiciones hospitalarias, sin embargo, en ocasiones se presentan situaciones que dificultan su adecuado desarrollo.

De acuerdo con el Manual de Neonatología (Cloherty JP, aa. vv; 2009), se denomina recién nacido a todo niño en edad gestacional de 25 semanas o más, que ha sido separado del organismo de la madre y aún no cumple 28 días de vida extrauterina. Se clasifican como recién nacidos pretérmino a los niños que nacen antes de 37 semanas de gestación, recién nacidos a término a aquellos de 37 a 42 semanas de gestación y recién nacidos postérmino a los que nacen después de las 42 semanas.

Tomando como referencia esta información, el doctor Manuel Ángeles Castellanos, científico y jefe del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la UNAM, detalló que su investigación A light/dark cycle in the NICU accelerates body weight gain and shortens time to discharge in preterm infants, publicada en 2013, inició al observar que la luz constante, ya sea intensa o tenue, al ser percibida a través de la retina, activa unos núcleos del cerebro, sobre todo el supraquiasmático, mejor conocido como el reloj biológico.

La luz en condiciones constantes puede influir en alteraciones fisiológicas, un ejemplo es en el ambiente hospitalario, que afecta al personal médico y a los pacientes; en el caso específico del área de cuidados intensivos esta luz siempre está prendida; por eso, se empezó el estudio sobre modificaciones de luz/oscuridad en el Hospital Juárez de México en el área mencionada, en 19 bebés sanos prematuros, con un peso no mayor a un kilo 300 gramos.

El especialista en ritmos circadianos explicó que tras un largo proceso de pruebas se optó por usar unos cascos de acrílico transparente, los cuales alcanzaran a cubrir todo el rostro del bebé; en una primera instancia se utilizaban telas quirúrgicas para cubrir los cascos y poder controlar la luz que recibía. Actualmente se está trabajando en fabricar unos cascos especiales que tengan incluido un regulador de luz.

Antes de la utilización de estos objetos, durante todo el día los bebés recibían 250 luxes aproximadamente; al empezar el estudio se les manipuló la luz de forma tal que tuvieran 12 horas de disminución en iluminación, por lo que durante los primeros 10 días se notaron dos efectos importantes: una estabilidad en su frecuencia cardiaca produciendo una buena oxigenación y la retención de comida en su organismo, evitando vómito e irritación gástrica. Respecto a estos resultados, el investigador mencionó que los pacientes alcanzaron un peso de dos kilos, ya no estaban expuestos a enfermedades del hospital, se incorporaron más rápido al ambiente hogareño, disminuyeron los gastos para la familia y su alta fue más pronta, beneficiando también al hospital al desocupar camas de forma más rápida.

En la actualidad, el doctor Ángeles Castellanos y su equipo continúan trabajando con hospitales privados y del Sector Salud en la Ciudad de México, Puebla y Oaxaca. Su objetivo es lograr que su proyecto sea implementado en la mayoría de centros médicos, siempre buscando el bienestar del paciente.

Samantha Cedeño