El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño tisular real o potencial. Éste acompaña a niños y niñas de todas las edades con problemas crónicos y complejos como cáncer, neuropatías, parálisis cerebral infantil, problemas reumatológicos, infecciosos como el VIH y trastornos ortopédicos, e incluso en problemas agudos como una apendicitis o una fractura.
“Es posible decir que nada puede influir más en la calidad de vida de niños y niñas, ya sea con cáncer u otras patologías crónicas avanzadas o en un estado terminal, como la difusión y aplicación de los principios actuales del tratamiento paliativo, incluido el alivio del dolor y el control de síntomas”, apuntó el doctor Jorge Ramos Guerrero, Adscrito al Servicio de Cuidados Paliativos y del Dolor del Hospital General de Occidente, en la sesión “Dolor infantil” del Seminario Permanente de Cuidados Paliativos y Humanidades Médicas, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM y moderado por el doctor David Fajardo Chica, quien es parte de la coordinación del Seminario.
Los cuidados paliativos pediátricos son un enfoque activo y total de cuidados para niños y jóvenes con afecciones que limitan la vida y la de sus familias, abarcando elementos físicos, emocionales, sociales y espirituales; se centran en la mejora de la calidad de vida. Para abordar el dolor desde los cuidados paliativos “hay que hacer control de síntomas, entonces se elabora una semiología del dolor y se valora en un interrogatorio: inicio del dolor, dónde y cómo se distribuye, qué características tiene, qué impacto tiene en la emoción del niño y qué lo desencadena”, explicó el experto.
Finalmente, comentó que se debe hacer una intervención multimodal que contribuya al control del dolor, para ello se usan analgésicos no opioides, analgésicos opioides y fármacos adyuvantes, así como las intervenciones no farmacológicas, entre las cuales está la terapia cognitivo conductual, la hipnosis, el uso de videojuegos, el diálogo y el juego.
Por su parte, la maestra Candela Heredia, Docente de la Universidad Nacional de Tres de Febrero de Argentina, habló del dolor infantil desde la perspectiva de la antropología social.
El dolor nunca puede tratarse de una experiencia estrictamente personal, es una experiencia social, “el dolor siempre será una invitación a compartirlo, la forma en que lo expresamos podría tener como objetivo hallar un sentido socialmente compartido para ubicarlo en un espacio intersubjetivo en el que adquiera nuevos significados”, indicó.
En cuanto al dolor infantil, la especialista explicó que “la dependencia y la inocencia con la que pensamos la niñez acrecienta el carácter de intolerable moral del dolor infantil, lo que quiere decir es que en nuestra sociedad que un niño tenga dolor, no es bello ni justo. Esto genera sentimientos de injusticia, por lo cual se crea una política de reconocimiento; necesitamos ver a ese ser sufriente, reconocerlo y hacer algo, de ahí es que se ven materializados los cuidados paliativos pediátricos”, concluyó.
Janet Aguilar