En México se comenzaron a impartir estudios sobre medicina en 1579 y, 300 años más tarde, se permitió a las mujeres estudiar esta disciplina luego de que Matilde Petra Montoya Lafragua se recibiera como médica en 1887. Paulatinamente, se incorporaron más mujeres a este campo, hicieron aportaciones y, hoy en día, por ejemplo, la Facultad de Medicina de la UNAM tiene una matrícula femenina mayor a la masculina.
En ese sentido, como parte de las actividades del 8M y con la finalidad de crear un espacio de diálogo donde académicas de la Licenciatura de Médico Cirujano contaran sus experiencias y los retos que implica ser mujer en esta carrera, el Programa Institucional de Ética y Equidad de Género y la Comisión Especial de Equidad de Género del Consejo Técnico de la Facultad organizaron la mesa “Mujeres en la medicina”, moderada por la doctora Martha Eugenia Rodríguez Pérez, Jefa del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina (DHFM).
La doctora Margarita Cabrera Bravo, Jefa del Departamento de Microbiología y Parasitología, destacó que su vida ha estado llena de retos, que han ido desde decidir qué especialidad tomar, dónde realizar su Servicio Social, hasta conjuntar sus estudios con la vida personal.
En lo profesional siempre le gustaron los trabajos de campo, donde investigó a los parásitos e insectos en estados como Nayarit y Querétaro. En estos viajes tenía la oportunidad de conocer las comunidades, alejarse de la comodidad, y lidiar con condiciones climáticas y geográficas adversas. Dicha experiencia le permitió desarrollar una guía, en conjunto con la Secretaría de Salud, para realizar estos trabajos en comunidades alejadas.
También resaltó que conjuntar la maternidad con su vida profesional fue algo muy significativo, pues tuvo que reorganizar sus tiempos y buscar que sus decisiones fueran lo más justas posibles, aunque tuviera que priorizar algunas cosas sobre otras. Consideró que, afortunadamente, logró ser una buena madre y una profesionista ejemplar.
Finalmente, agradeció a los miembros de su Departamento por la disposición para trabajar siempre por el bien del estudiantado. “Yo les diría que mi gran reto es continuar con la docencia y la investigación, superar y mejorar cada día mis competencias digitales, estar al frente de Microbiología y Parasitología, y fortalecer la producción del mismo, así como buscar el equilibrio, el beneficio y el apoyo para todos mis compañeros tanto académicos como administrativos”, expresó la doctora Cabrera Bravo.
Por su parte, la doctora Carolina Consejo y Chapela, Académica del DHFM, resaltó que creció con la figura de su abuela, quien nació en Michoacán y luego de enfrentar a su familia vino a la Ciudad de México, donde tuvo 11 hijos y realizó una carrera universitaria, la cual terminó a los 70 años; así como de una tía neumóloga y de su mamá, quien, además de ser médica, crió a sus hermanas y a ella prácticamente sola.
“Después de estudiar la historia de la medicina pude reconocer a muchas mujeres del mundo y a varias mexicanas que han dejado su legado en ésta y otras áreas del conocimiento. Mi ejemplo más puntual es el de Miranda Fricker, quien propuso el concepto de ‘injusticia epistémica’, que es cuando una persona es desacreditada por los prejuicios de otra. Esto me llevó a preguntarme por qué, a pesar de esta lucha y de tantos años, todavía existen prácticas que llevan a la exclusión femenina”, reflexionó la doctora Consejo y Chapela.
Igualmente, al recordar su historia como estudiante, indicó que pasó por varias dificultades, como que los profesores minimizaban su opinión y la de sus compañeras, y le daban mayor prioridad a la participación de los hombres; sin embargo, también encontró académicos que la hicieron enamorarse de la filosofía, la historia y la bioquímica. Por esto mismo, consideró esencial entender y estudiar el concepto de género en la medicina.
“La educación es fundamental, todos los docentes que estamos a cargo de procesos formativos podemos incidir en ese cambio de pensamiento. Por ello, decidí dedicar la mayor parte de mi tiempo a la educación, a las políticas de salud y a las acciones desde los espacios en donde he estado. La equidad y la inclusión como ejes transversales tienen que replicarse a lo largo y ancho de nuestras instituciones, de nuestra Universidad y de la nación. Tenemos mucho trabajo por hacer, pero es posible lograr esa evolución del pensamiento”, aseguró.
Para cerrar el evento, la doctora Beatriz Cerda De la O, Profesora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) e integrante de la Comisión Especial de Equidad de Género del Consejo Técnico de la Facultad, mencionó que en su época de estudiante nunca notó discriminación por parte de los docentes, fue hasta años después cuando se dio cuenta de que había actitudes de menosprecio a las mujeres, acosadores en los hospitales y compañeras que pasaban por violencia dentro del noviazgo.
“Nunca vi nada de esto como algo desigual, sino que pensaba que era parte de la profesión y era algo que una tenía que vivir si querías estar en el ámbito médico. Recuerdo mi Servicio Social en una pequeña comunidad, donde mi antecesor había sido hombre y a mí por ser mujer no me aceptaban del todo. Incluso cuando llegué me dijeron que a mí no me lavarían la ropa, cuando al doctor anterior sí”, apuntó.
La doctora Cerda De la O señaló que a lo largo de su carrera ha colaborado en la realización de varios libros, destacando: Compendio de guías clínicas en psiquiatría, Salud mental y conductas de riesgo en el adolescente, Urgencias psiquiátricas, Violencia y salud mental, y Salud Mental Forense, así como el artículo “Asociación entre maltrato infantil, psicopatología y violencia familiar y/o de pareja en mujeres” para la revista Psiquis.
“Las mayores lecciones que he aprendido en todos mis años de carrera son que a veces es importante pedir ayuda; reconocer las propias vulnerabilidades y nuestros límites; distinguir que debemos trabajar para vivir y no vivir para trabajar; y como académicas hay que actualizarnos, capacitarnos y vincularnos con los espacios necesarios, incluyendo los de justicia, para erradicar la violencia contra las mujeres”, concluyó.
Eric Ramírez