La perspectiva de género parte del hecho de que hombres y mujeres tienen diferentes necesidades e intereses; estas diferencias han sido reforzadas por la cultura, las tradiciones o la época y han provocado que las mujeres y las diversidades sexo genéricas tengan menos oportunidades, menor acceso a distintos recursos y sufran injusticias, violencia y discriminación.

“Existe una pluralidad de prácticas y creencias que están vinculadas con la forma en que expresamos nuestro género y nos relacionamos sexo afectivamente; reconocer que no existe una sola forma de ejercer nuestra sexualidad y afectos nos ayuda a salir de la dicotomía y el orden binario”, explicó la doctora Mónica Quijano Velasco, adscrita a la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) de la UNAM.

Asimismo, señaló que para cambiar el orden patriarcal y erradicar conductas machistas deben trabajar colectivamente hombres, mujeres y las diversidades sexo genéricas para identificar las diferencias basadas en el género e incorporar acciones específicas que permitan promover la igualdad, la no discriminación y la no violencia.

La doctora Quijano Velasco destacó que en los espacios educativos se reproducen las desigualdades y la discriminación como reflejo del espacio social a través de un currículo oculto de género que consiste en el aprendizaje, normas, ideas, mitos y creencias que refuerzan la discriminación hacia las mujeres. Muchas de estas conductas son casi imperceptibles (micromachismos) para la sociedad, se perpetúan y transmiten constantemente.

Algunos ejemplos que se dan a nivel educativo son excluir a las mujeres de participar en conversaciones y debates, darles un trato diferencial o menos atención y motivación intelectual, o tener comportamientos hostiles y hacer comentarios malintencionados hacia ellas.

En la conferencia transmitida por Facebook Live, la doctora Quijano Velasco destacó que las y los docentes deben revisar sus prácticas, “ver si inconscientemente estamos reproduciendo en el aula estas desigualdades. Es importante que nos preguntemos cómo se sienten las alumnas y estudiantes de las diversidades y preguntarnos si lo que estamos diciendo o haciendo puede herir, incomodar, lastimar o discriminar a alguien”. El consentimiento es fundamental para la aplicación de cualquier ejercicio didáctico (ejemplificación de situaciones, narración de casos, etcétera).

En este sentido, se habló del documento “Herramientas para una Docencia Igualitaria, Incluyente y Libre de Violencias”, creado por el equipo de la CIGU, el cual contiene algunos consejos sobre buenas prácticas docentes, con miras a construir ambientes educativos igualitarios y libres de violencia por razones de género, en el día a día del trabajo en el aula y con el estudiantado.

El documento puede ser consultado en la página de la Facultad de Medicina en el siguiente enlace: https://bit.ly/3uxQ8BH.

Ricardo Ambrosio