Las secuelas más comunes tras la enfermedad por COVID-19 son cansancio o fatiga y dificultad para respirar; por este motivo, los pacientes necesitan ser orientados y contar con recomendaciones para mantener su estado de salud actual o mejorarlo.

“La Fisioterapia es la ciencia y arte del movimiento, a través del movimiento y el ejercicio dirigido y controlado puede que tengamos un buen resultado y nos va a mantener en un estado más saludable al que tenemos tras la enfermedad por COVID-19”, explicó el licenciado Antonio Cañete Avellaneda, académico de la Licenciatura en Fisioterapia de la Facultad de Medicina de la UNAM.

El especialista informó que es necesario monitorear en todo momento los signos vitales de los pacientes con secuelas por COVID-19 que realizan ejercicio, así como su estado anímico; la frecuencia cardiaca y la percepción de cansancio determinarán el tipo de actividad física que se puede realizar.

Recomendó utilizar la escala visual de Borg, para tener una percepción de la falta de aire del paciente; de igual forma, es importante usar la fórmula de Tanaka: 208 – (0.7 x edad) = Frecuencia cardiaca máxima, para calcular la frecuencia cardiaca a la que una persona puede hacer ejercicio sin sufrir complicaciones. El paciente no debe rebasar el 60-70 por ciento de la frecuencia cardiaca obtenida en la fórmula y ésta se puede monitorear utilizando un oxímetro de pulso.

La rutina puede iniciar con un calentamiento ligero, moviendo muñecas y codos, haciendo círculos pequeños y lentos con los brazos o abrirlos y cerrarlos. En la terapia se recomienda realizar respiraciones diafragmáticas utilizando la pared abdominal y proyectándola hacia adelante al introducir el aire a la nariz, esta maniobra mejora la saturación; también se pueden realizar estiramientos de brazos de un lado a otro, hacia arriba y hacia abajo para estirar los músculos que están cerca de la caja torácica.

La rutina puede incluir un día de ejercicio aeróbico que se hará de forma gradual en bicicleta fija o caminando a paso lento o realizar flexión y extensión de manos y piernas, como si se estuviera marchando sobre un punto fijo y siempre contando con un punto de sustentación.

La persona deberá detenerse si la saturación de oxígeno es menor a 90 por ciento, tiene más de 5 puntos en la escala de Borg, siente cansancio excesivo, tiene una tensión arterial mayor a 140/100 mmHg, dolor muscular o en pecho o cabeza, o mareo y visión borrosa.

En el taller, transmitido por Facebook Live y moderado por el licenciado David Huicochea González, Coordinador del Servicio de Fisioterapia del Hospital General Balbuena de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, el licenciado Cañete Avellaneda destacó que lo ideal es que cada paciente reciba una valoración previa antes de implementar un tratamiento y éste debe ser individualizado; además, las recomendaciones presentadas no excluyen la necesidad de valoración médica ni otras terapias, no obstante, pueden ser de utilidad para quienes no pueden acceder directamente al servicio de rehabilitación respiratoria.

Ricardo Ambrosio