La resistencia a los antibióticos ocurre cuando los microorganismos patógenos no responden a los medicamentos creados para eliminarlos y continúan multiplicándose, por lo que es considerada por la Organización Mundial de la Salud una de las primeras 10 amenazas de salud pública y es un tema de importancia debido a su uso irracional durante la pandemia por COVID-19.

“La situación a nivel global en cuanto a resistencia a medicamentos, tanto para bacterias como para virus, se encuentra en un estado de urgencia”, señaló la doctora María del Carmen Jiménez Martínez, Coordinadora del Posgrado en Farmacología Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM, al dar a conocer que en el año 2019 se registraron 4.9 millones de muertes asociadas a resistencia antimicrobiana y se estima que para 2050 el número de muertes por esta causa sea de 10 millones por año.

Asimismo, destacó que el uso inadecuado de antibióticos genera cambios a nivel genético en las bacterias y/o virus favoreciendo esta resistencia y como consecuencia hay un incremento en la morbimortalidad, un mayor tiempo de estancia hospitalaria y el aumento en los costos económicos de los servicios de salud en el manejo de estos pacientes.

La doctora Jiménez Martínez dio a conocer algunas guías disponibles para el público como «A living WHO guideline on drugs for covid-19” (https://doi.org/10.1136/bmj.m3379), donde se indica con base en la evidencia, cuándo prescribir ciertos medicamentos para esta enfermedad.

“Hoy en día es un momento diferente al inicio de la pandemia donde se utilizaban una serie de antibióticos como tratamiento”, destacó la experta, al señalar que alrededor del 90 por ciento de los pacientes que fueron hospitalizados por COVID-19 en América recibieron algún tipo de tratamiento antibiótico y únicamente 7 por ciento de ellos lo requerían, “Hoy sabemos que la única indicación real para el uso de antibióticos en COVID-19 es la co-infección bacteriana”, apuntó.

Durante la conferencia transmitida por Facebook Live, la doctora Jiménez Martínez mencionó las causas de automedicación, siendo la más prevalente el miedo a la estigmatización o discriminación si llegasen a contraer COVID-19; del mismo modo, el miedo al aislamiento y, no menos importante, el contacto previo con un caso sospechoso.

Reiteró que es importante no automedicarse por los riesgos que esto genera, por ejemplo, el medicamento elegido pudiera no corresponder a la enfermedad ni al síntoma que se debe tratar, e incluso puede ocultar los síntomas, llevando a un retraso en el diagnóstico y a mayores complicaciones, por ejemplo, interacción de medicamentos que generen reacciones adversas; todo esto debido a que al no conocer la dosis adecuada puede llegar a presentarse daño renal, hepático e intoxicaciones que pueden poner en riesgo la vida.

“No se debe hacer uso de la automedicación, debemos seguir adecuadamente las indicaciones médicas, y para el personal de salud el mensaje que debemos llevarnos a casa es el uso racional de antibióticos y antivirales”, concluyó la ponente.

Azucena Xancopinca