La salud mental tiene una gran repercusión desde el punto de vista social, personal y económico en la vida de los individuos, recientemente se ha visto afectada debido a los contagios, fallecimientos y restricciones provocadas por la emergencia epidemiológica.

“La Organización Mundial de la Salud describe a la salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”, explicó la doctora Marta Georgina Ochoa Madrigal, Jefa del Servicio de Psiquiatría del Centro Médico Nacional “20 de Noviembre” del ISSSTE y Académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM.

La especialista señaló que informes de dicho organismo ponen de relieve el déficit mundial de inversión para tratar padecimientos psiquiátricos; de igual forma, se prevé que en el 2030 la salud mental será la principal causa de discapacidad en el mundo, por lo cual es importante implementar estrategias y realizar difusión de esta problemática para evitar que esta estadística se cumpla, generar nuevas políticas enfocadas a atender estos padecimientos e incrementar el personal para satisfacer las demandas de atención psiquiátrica de la población.

La doctora Ochoa Madrigal explicó que diversas condiciones que afectan la salud y que se han vuelto frecuentes durante la pandemia como el sedentarismo, obesidad, diabetes y abuso de sustancias, aunados a situaciones como inseguridad económica, pueden influir en el desarrollo de problemas psiquiátricos y trastornos afectivos y de ansiedad. Los trastornos de tipo adaptativo han sido los más frecuentes, debido a que las personas han tenido que aprender a manejar el estrés, el cual en algunos casos puede volverse crónico o generar eventos traumáticos.

Otros factores que han permeado en la salud mental son el cambio en los patrones de sueño, el miedo al contagio por COVID-19, uso y abuso de medios electrónicos, el traslado de las actividades escolares y laborales al hogar, el aislamiento social, cambios en el comportamiento y aumento de la violencia doméstica.

En la conferencia transmitida por Facebook Live, la doctora Ochoa Madrigal informó que actualmente se aprecia un aumento de la prevalencia de los trastornos depresivos y de ansiedad en los niños, especialmente en la adolescencia, alcanzando las tasas de la población adulta; asimismo, el suicidio es la segunda causa de muerte entre jóvenes en México.

También enfatizó que el aislamiento puede provocar que se alargue el proceso de duelo que experimentan las personas ante la pérdida de un ser querido o generar duelos patológicos.

Explicó que es importante ser resilientes y salir adelante, recurrir a la fuerza de carácter, altruismo, optimismo, espiritualidad, enfrentar el miedo y salir de la zona de confort, tener objetivos en la vida y buscar apoyo psicológico para instaurar tratamiento farmacológico en caso de ser necesario.

“Las recomendaciones de esta plática son mejorar nuestro sistema de salud, dar soluciones innovadoras, disponer de mayores recursos económicos para atender la salud mental en las instituciones, atender a las poblaciones vulnerables, sobre todo niños, grupos marginados, adultos mayores, y dar tratamiento oportuno a las enfermedades mentales que ya están previamente diagnosticadas”, apuntó.

Por otra parte, la especialista subrayó que en el servicio de Psiquiatría del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, en las primeras etapas de la pandemia se atendieron solicitudes de interconsulta para tratar diferentes trastornos psiquiátricos como delirium, principalmente de tipo mixto, que se presentó en pacientes graves, en estos casos se empleó terapia con antipsicóticos.

Destacó que a nivel central el ISSSTE desarrolla el programa “Código morado”, cuya finalidad es brindar atención y destinar un espacio para los pacientes con emergencias psiquiátricas, agitación psicomotriz o ideación suicida. A través de esta iniciativa se han destinado camas en admisión continua y habitaciones para atender a estos pacientes que muchas veces eran excluidos por desconocimiento; además, se busca tratar posibles comorbilidades que pueden presentar durante su ingreso.

Con la finalidad de preservar la salud mental de los médicos que atendieron a pacientes con COVID-19, también se implementó un programa de acompañamiento en el que participó Harley “el tuerto”, un perro entrenado para brindar apoyo emocional. En la instauración de este programa participó la doctora Lucía Ledesma Torres, adscrita a la División de Neurociencias del Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”.

Ricardo Ambrosio