Soy Virna Lisi Mosqueda Larrauri. Desde que entré a estudiar Medicina he tenido un crecimiento personal positivo, pues aprendí a ser resiliente y tolerante ante todas las situaciones que se me presentan.

Actualmente estudio el cuarto año y soy parte del Programa de Alta Exigencia Académica (PAEA) con 9.7 de promedio, y de las cosas que más me inspiraron a estudiar esta licenciatura es que tiene un gran dinamismo que permite que los médicos podamos innovar, estar en constante actualización y buscar nuevas técnicas para beneficiar la calidad de vida de los pacientes.

Además, estoy en tres líneas de investigación que me han abierto el panorama: con la doctora Diana Vilar en el Instituto Nacional de Cancerología en un proyecto principalmente enfocado en un metaanálisis sobre la prevalencia global de cepas toxigénicas Clostridium difficile; con la doctora María Magdalena Aguirre en revisiones de hipertensión arterial y citosinas en el Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”; y con el doctor Juan Fernández Ruiz en el laboratorio de Neuropsicología de la Facultad de Medicina de la UNAM, donde estamos haciendo un protocolo acerca de las mutaciones genéticas en Parkinson. Igualmente, fui instructora del Departamento de Cirugía, aportando con mi amor por la docencia y compartiendo mis conocimientos.

Mi clave personal para llegar a donde estoy académicamente ha sido tener constancia, perseverancia, motivación, el apoyo de mi familia y, principalmente, amor a la carrera, la cual me ha dado bastantes herramientas para tener un crecimiento y la madurez necesaria para analizar y resolver los problemas que surjan.

Asimismo, no olvido darme un espacio para hacer las cosas que me gustan, como asistir a eventos culturales como conciertos de cualquier tipo de música, leer o reunirme con mis amigos para platicar y pintar.

Como ser humano he aprendido a ser más empática, principalmente porque cuando recibimos a los pacientes los tenemos que ver como personas que acuden a nosotros por una enfermedad, que están buscando nuestra atención como médicos y debemos tener una escucha activa para comprender el panorama del paciente que impacta en su calidad de vida.

El que haya más mujeres incursionando en el ámbito de la Medicina es un logro que viene de generaciones pasadas,  ha tenido un impacto muy positivo porque nos han abierto el camino, borrando estigmas de que hay ciertas actividades médicas que sólo son para que las ejerzan los hombres, y si hay mujeres en esos campos significa que hay más aceptación y las nuevas generaciones pueden participar en esas especialidades e incluso aspirar a puestos altos como jefaturas, por lo que aconsejo que no se pongan ninguna limitación ni por género, ni por especialidad, ni por nada, porque las mujeres podemos llegar tan lejos como nos lo propongamos, siempre debemos superar nuestros propios límites.

En 10 años me veo como una doctora ya titulada, especialista en Cirugía Plástica y Reconstructiva, y sintiéndome realizada en todos mis aspectos personales, pues lo más importante aparte de lo académico es seguir siendo una buena persona y una mejor médica que siga innovando, cuestionando todo lo que se ponga enfrente y actualizándose, además de desarrollar un buen trato con mis pacientes para que me vean y que digan “yo quiero regresar con esa médica porque sé que es muy buena y me va a curar”.