Enteógeno procede de la palabra griega entheos, que significa “dios adentro”, término creado en 1979 por los científicos Carl A.P. Ruck, Jeremy Bigwood, Danny Staples, Jonathan Ott y Robert Wasson. Se refiere al grupo de plantas y hongos con propiedades psicoactivas, empleadas desde rituales ancestrales con fines medicinales y de transmisión de saberes.

El conocimiento y el uso habitual de las plantas sagradas forman parte del patrimonio cultural intangible de los pueblos originarios, en él se expresan cosmovisiones y prácticas que enriquecen la diversidad cultural de México”, aseguró Antonella Fagetti Spedicato, doctora en Antropología Social por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), durante la conferencia “Uso de ritual de enteógenos entre los pueblos indígenas de México”, moderada por los doctores Claudia Rafful y David Fajardo, transmitida por Facebook Live y Youtube .

Para diferenciar este concepto del de “psicodélico”, la especialista explicó que “el enteógeno conduce a un estado de inspiración y posesión por parte de algún ser divino”, mientras que “una droga psicodélica altera la cognición y la percepción de la mente, dando lugar a alucinaciones”.

En el marco del Ciclo de Conferencias 2022: Sustancias Psicoactivas en Contexto, organizado por el Seminario de Estudios sobre la Globalidad, el Programa Institucional Ética y Bioética FacMed y el campo de conocimiento de Bioética del PMDCMOS, apuntó que “para comprender el significado e importancia de las plantas sagradas es necesario un análisis ontológico, pues cada una es concebida como una entidad divina encarnada en un vegetal”. En ese sentido, “lo mismo le ocurre a la persona que las ingiere y experimenta la presencia de la divinidad en su cuerpo”.

Constituyen un recurso fundamental en los procesos de adivinación, sanación y propiciación. Implica comprender que las experiencias que estos inducen son producto de la cosmovisión del sujeto”, mencionó la profesora investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

A través de un breve recuento histórico, expuso las modificaciones que sufrieron estas creencias durante la época de la conquista: “El Señor de las Flores (Xochipilli) dejó de ser la deidad que personifica a aquellas plantas y flores que alegran la vida. En general, todas las prácticas terapéuticas indígenas fueron duramente condenadas por la corona española”.

Sin embargo, con sus estudios han comprobado que aún existe registro del uso de enteógenos en México, los cuales son abundantes por la vasta biodiversidad con que contamos.

Asimismo, la doctora Fagetti compartió tres casos específicos a los que ha dedicado su estudio: hongos sagrados, semilla de la Virgen y la Santa Rosa, presentes tanto en la selva tropical como en los bosques de la Sierra Mazateca. Describió los roles y elementos que conforman a los rituales en que se emplean dichas plantas: “Cada performance actúa como un detonante de pensamientos alojados en un subconsciente colectivo, y provoca un conjunto de emociones que despiertan una sensibilidad peculiar a través del canto, la música, la danza, los olores y los sabores”.

Finalmente, recomendó a los investigadores que “aborden a la gente con respeto y actúen a partir de su consentimiento, si es posible, permitan que expresen sus propias ideas”, de manera que “al estudiar y difundir sus prácticas, protegemos su conocimiento”. 

Isabel García