La doctora Teresita Corona Vázquez, jefa de la División de Estudios de Posgrado (DEP) de la Facultad de Medicina de la UNAM y moderadora de esta mesa redonda, resaltó la prevalencia de violencia en el ámbito estudiantil de la Medicina a nivel internacional. Reveló que más del 59 por ciento de los estudiantes de Medicina han sufrido algún tipo de violencia, siendo la psicológica la más reportada. Además, identificó una falta de denuncia y garantías de confidencialidad, lo que obstaculiza la intervención de las
autoridades competentes.

Por su parte, el maestro César Flores Mancilla, defensor adjunto de la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia de Género de la UNAM, señaló la indefinición jurídica que rodea a los residentes médicos, lo que complica su estatus legal y sus derechos. Asimismo, explicó que la violencia en este contexto abarca desde tratos discriminatorios hasta riesgos para la salud y el bienestar emocional, por lo que abogó por reforzar la divulgación de los derechos de los residentes y fomentar una cultura de denuncia, así como proporcionar espacios de compañía y apoyo.

La doctora María Alejandra Sánchez Guzmán, encargada de la Oficina de Atención a Quejas de Médicos y Médicas Residentes de la DEP, destacó la necesidad de atención y reconocimiento de las violencias en las residencias médicas. Informó que esta oficina busca ofrecer un primer contacto de atención y acompañamiento, ser un espacio de contención y apoyo, además de impulsar protocolos existentes y generar estadísticas para comprender mejor la naturaleza de los incidentes.

Finalmente, la doctora Michele Breda Yepes, especialista en Neurología, y miembro de la Oficina de Atención a Médicos Residentes en Trabajo de Campo, identificó como uno de los problemas principales la falta de sentido de pertenencia a su escuela y desconocimiento de los recursos de apoyo en las universidades por parte de los residentes médicos. Asimismo, compartió el esfuerzo que se realiza por conocer el panorama de los residentes a través de visitas a las sedes donde se establece un diálogo directo, se escuchan sus experiencias y se brinda información sobre cómo actuar y qué medidas tomar en caso de enfrentar situaciones de violencia.

Fotografías: Brisceida López

Por Luisa Vera