“Haber tomado esta decisión nos ha cambiado la vida en todos los aspectos, hemos aprendido a ser independientes lejos de la ciudad y nuestra confianza como personas ha aumentado, lo que se refleja en nuestro crecimiento profesional al tomar decisiones médicas y tratar a los pacientes”, consideraron Jacqueline Ximena Flores Rosas y Daniela Santamaría Acevedo, médicas pasantes de la Facultad de Medicina de la UNAM, quienes compartieron su experiencia al realizar su Servicio Social en el Hospital Básico Comunitario Olinalá en el estado de Guerrero.
Ambas concuerdan en que la atención médica rural es un gran reto y a la vez una experiencia única de mucho aprendizaje, pues además de requerir conocimientos teóricos, ahora también tienen la responsabilidad práctica de emitir diagnósticos, realizar procedimientos y proporcionar tratamientos por sí mismas.
“Lo que más me ha gustado de desempeñarme en este hospital es que he tenido la oportunidad de efectuar una práctica real de lo que representa la atención clínica, además de que todas y todos los pacientes de aquí nos han recibido muy bien y nos han apoyado en todo lo que les solicitamos”, refirió Daniela, enfatizando en que el ambiente laboral que han experimentado durante este tiempo también ha sido muy agradable.
“Esta vivencia me ha enseñado a tener empatía y consideración en cuanto a las dificultades a las que las personas están expuestas, pues al atender a comunidades de bajos recursos que no tienen total acceso a servicios de salud, debemos tomar en cuenta la disponibilidad que cada paciente tiene para solventar sus tratamientos y sus traslados”, puntualizó Daniela.
Por su parte, Ximena considera que un factor muy importante para lograr intervenciones adecuadas en dichas poblaciones es explicar de manera clara y concisa todos los procedimientos que se realizan y detallar a los pacientes la forma correcta de efectuar su tratamiento, “nos hemos percatado de que no existe una cultura idónea sobre el cuidado de la salud y también es nuestro trabajo compartirles este conocimiento”, expresó.
Fotografías: cortesía de las medicas pasantes
Daniela y Ximena afirman que realizar su Servicio Social en esta sede les ha traído muchos beneficios en cuanto a su formación en la Medicina y al finalizar este periodo esperan convertirse en dos médicas totalmente capaces de ejercer con excelencia su profesión.
“Estar solas en la consulta y resolver las adversidades que se presentan nos ha preparado para hacer frente a cualquier desafío dentro de la práctica médica y en la vida diaria”, manifestó Ximena, mientras que Daniela resaltó que “el trato médico-paciente que hemos desarrollado es totalmente directo e inigualable”, expresando que esto ha fortalecido su autonomía profesional.
A su vez, argumentaron que la carencia de recursos asistenciales, económicos y educativos ha sido uno de los principales desafíos al cual se han enfrentado durante su estancia: “Hemos aprendido a organizarnos para encontrar estrategias que nos permitan brindar atención de calidad utilizando las instalaciones, materiales y medicamentos con los que se cuentan”, comentó Ximena. Sin embargo, las dos expresaron con gratitud que la población que acude al hospital y el personal del mismo son quienes siempre colaboran para minimizar el impacto de dicha insuficiencia.
De igual forma, ellas recomiendan ampliamente a sus compañeras y compañeros que se arriesguen y tomen sin miedo estas enriquecedoras oportunidades que las sedes foráneas les ofrecen, pues más allá de incrementar el conocimiento académico, también es una muy buena posibilidad para conocer gente nueva, visitar lugares diferentes, ampliar la cultura y sobre todo es una extraordinaria herramienta de construcción, expansión y mejoría personal, exponiendo que la clave para desenvolverse acertadamente en este ambiente es mantenerse siempre con buena disposición ante cualquier situación, sin olvidarse de cuidar su integridad en todo momento.
Por L. Ixchel Díaz