En el marco del 4º Ciclo de Cine Debate “Salud mental y universitarios”, organizado por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) de la Facultad de Medicina de la UNAM, se proyectó y discutió la película La tumba de las luciérnagas, que narra la vida del joven Seita y su hermana menor Setsuko en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Cuando su madre muere en un bombardeo, y sin poder comunicarse con su padre, ambos se refugian en casa de su tía. Pero la convivencia, en un principio funcional, se tergiversa a tal modo que deciden marcharse y terminan viviendo en una cueva. Allí, ambos sobreviven con los pocos recursos que tenían hasta morir de inanición.

Fotografías: Carlos Díaz

El pasado 31 de agosto, la licenciada Marycarmen López Betancourt, trabajadora social adscrita a la Clínica de Atención Integral para las Adicciones del DPSM, en su papel de moderadora, definió tres líneas alrededor de las cuales se originó el debate: el impacto de la cultura, condiciones sociales, económicas y políticas en la construcción de un proyecto escolar y en la vida del estudiante.

“Cualquier vector de estímulo que le des al individuo puede tener distintos desenlaces en función de la susceptibilidad, antecedentes, mentalidad o cultura y conceptualización previa que éste ha tenido”, mencionó el doctor Carlos Andrés García y Moreno, Coordinador de Servicios a la Comunidad de la Facultad.

“Así como Seita y Setsuko se aislaron, el estudiante puede también verse afectado al enfrentarse a un contexto nuevo sin las redes de apoyo necesarias, si detectamos las banderas rojas en nuestro alumnado, y a su vez capacitamos a la comunidad universitaria, podremos crear una conciencia desde dentro, que impulse a un acercamiento positivo del estudiante a una orientación profesional”, agregó.

Los presentes en el auditorio “Dr. Alberto Guevara Rojas” conocieron los reportes estadísticos de las últimas tres generaciones de nuevo ingreso 2021, 2022 y 2023; con cifras alrededor del 95 por ciento con al menos uno o más marcadores de vulnerabilidad dentro de su estructura biopsicosocial, económica y política, que incrementan el riesgo de fracaso académico.

Por su parte, la doctora Olga Marina Robelo Zarza, responsable del área de Comunicación y Salud Mental del Departamento, durante su intervención en el debate instó a los presentes a no despersonalizar las estadísticas. “Cada número representa a un individuo con una historia única, con sueños, esperanzas y desafíos. Y si bien el contexto influye en el bienestar, las redes de apoyo desempeñan un papel crucial en la resiliencia”.

Señaló también la tendencia de desnaturalizar nuestras creencias y prácticas, mencionando cómo las perspectivas individuales influyen en nuestra vida cotidiana. Abogó por una visión más centrada en el autoconocimiento, sugiriendo que las personas
deben estar más conscientes de sus decisiones y las consecuencias que éstas conllevan.

Al concluir, se reiteró que la serie de actividades y eventos en la Facultad son una respuesta directa a las inquietudes y necesidades de los estudiantes. La inclusión activa y la participación de la comunidad universitaria son esenciales para abordar y superar los desafíos relacionados con la salud mental.

Por Athziry Portillo