Cuando la Escuela Nacional de Medicina se trasladó a Ciudad Universitaria (1956), se empezaron a hacer grandes trabajos de restauración en el Palacio de la Escuela de Medicina para recuperar el daño que los años de uso intenso habían provocado, e incluso se planteó la necesidad de transformar el edificio en un museo, pero no fue hasta 1979 que especialistas convocados para crear el Centro de Investigación de Servicios Museológicos en la Universidad, pusieron en marcha el proyecto y, finalmente, el 22 de diciembre de 1980 se inauguró el Museo de la Medicina Mexicana con la exposición Ars Médica, la cual presentó una serie de grabados del Museo de Arte de Filadelfia.

Fotografía de Brisceida López

Actualmente, el Museo tiene 18 salas de especialidades, distribuidas en los dos pisos del Palacio. En la planta baja se encuentra la sala “México Antiguo”, en donde se presenta cómo las culturas prehispánicas estudiaban la salud y la enfermedad desde el preclásico hasta la época de la conquista; la sala “México Virreinal” se enfoca en la enseñanza de la Medicina y exhibe una serie de libros especializados de aquella época; seguida de “Herbolaria”, una sala dedicada al Códice De la Cruz-Badiano que alberga una selección de 40 especímenes de plantas medicinales conservadas en glicerina, donde se hace una comparación de su uso prehispánico y el actual.

A un costado de la escalera monumental, se encuentran las salas “Dr. Carlos Coqui” y “Dr. Donato Alarcón” que exhiben los consultorios médicos de estos ilustres médicos. Una de las salas más visitadas es la de “Embriología”, que es considerada única en el mundo al poseer una línea del tiempo de embriones y fetos que muestran el desarrollo intrauterino desde su concepción hasta los nueve meses. La sala “Botica del siglo XIX”, que se encuentra junto al auditorio “Dr. Gustavo Baz Prada”, recrea la botica fundada en 1885 por el doctor Manuel Esesarte en la ciudad de Oaxaca, donde se muestra una colección de albarelos de cerámica que representan un antecedente de la industria farmacéutica, así como de las droguerías o farmacias actuales.

Fotografías de Brisceida López

El Museo también tiene un Paraninfo universitario, en el que se encuentran los retratos al óleo de los directores de la Facultad de Medicina desde 1833 hasta la fecha. En el segundo piso está la sala de Tomás Perrín o de “Histología” repleta de microscopios fabricados desde el siglo XIX hasta los últimos modelos eléctricos y electrónicos, además se puede encontrar el consultorio del doctor Santiago Ramón y Cajal, quien recibió el Premio Nobel en 1906 por sus estudios de la estructura del sistema nervioso. En la sala “Ceras del siglo XIX” hay modelos que representan enfermedades en la piel y de transmisión sexual que complementan la sala “Anatomía”, en la cual se pueden observar modelos anatómicos donde se puede estudiar la estructura del cuerpo humano.

Fotografías de Carlos Díaz

La sala “Cirugía Reconstructiva” está dedicada al doctor Fernando Ortiz Monasterio, uno de los cirujanos plásticos más importantes del mundo, donde se muestra su trayectoria y su trascendencia en dicha especialidad; la sala “Oftalmología” presenta información, instrumental de esta disciplina médica, haciendo énfasis en el origen y evolución de su desarrollo en México; en la sala “Fisiología” están muchos de los instrumentos que se resguardaban en los laboratorios que se utilizaban para comprender el funcionamiento del cuerpo humano; mientras que la sala “Otorrinolaringología” muestra instrumentos y equipos utilizados en exploración clínica y en los procedimientos quirúrgicos empleados por los pioneros de esta especialidad.

Asimismo, en el Museo se puede encontrar la sala “La Academia de Medicina”, montada como una representación histórica de la Academia Nacional de Medicina que se fundó en México y que tuvo sede en el Palacio de la Escuela de Medicina; y hay también una pequeña sala dedicada a los doctores Juan y Germán Somolinos, donde se presenta un “Laboratorio Clínico”, en el cual se observa cómo se hacían las pruebas de laboratorio.

Fotografías de Brisceida López

“Podemos decir que el propio Palacio es una pieza más del Museo, el hecho de recorrer este edificio histórico y arquitectónico, así como entrar a sus conferencias, discursos y congresos académicos es algo muy enriquecedor”, puntualizó la maestra Verónica González Illescas, responsable del Área de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.

Por Karen Hernández