Prevenir el cáncer ocupacional está en manos de los profesionales de la salud. Por ello, en la sesión 223 del Seminario Permanente de Salud en el Trabajo, la doctora Guadalupe Aguilar Madrid, cofundadora de la Unidad de Investigación en Salud en el Trabajo del IMSS, compartió su experiencia como investigadora en esta disciplina.
Durante la ponencia, transmitida por Facebook Live y moderada por el doctor Rodolfo Nava Hernández, Coordinador de Salud en el Trabajo de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, la doctora Aguilar Madrid abordó el tema “Cáncer ocupacional, el asbesto y biomarcadores”, explicando que el cáncer ocupacional es una enfermedad crónica derivada de la exposición a sustancias cancerígenas en el entorno laboral.
En su oportunidad, detalló que la exposición a factores ambientales como radiación y químicos genera consecuencias negativas, incluso años después del contacto inicial; y señaló que estos cancerígenos no sólo afectan a los trabajadores, sino también pueden contaminar a las poblaciones circundantes a través del aire, el agua y el suelo.
La especialista en Medicina del Trabajo enfatizó que la prevención del cáncer ocupacional constituye un desafío a nivel mundial debido al aumento, en países de ingresos medios y bajos, de la exposición a cancerígenos por la migración industrial desde naciones de altos ingresos.
Asimismo, indicó que se estima una duplicación en la incidencia de cáncer para el año 2040, y lamentó que México aún no haya firmado el Convenio 139 y la Recomendación 147 de la Organización Internacional del Trabajo, los cuales exigen una vigilancia epidemiológica de las consecuencias de estas sustancias cancerígenas.
“Nos falta mucha investigación en el país sobre los productos peligrosos, tóxicos y cancerígenos que enferman a la población de trabajadores”, advirtió al referirse a la alarmante brecha entre el gran número de sustancias químicas en contacto con los seres humanos y la mínima cantidad de éstas sometida a pruebas de carcinogenicidad.
La doctora Aguilar Madrid resaltó la seriedad de los casos de cáncer vinculados al asbesto, indicando que el crisotilo es la variedad de asbesto más comúnmente empleada en la industria y a la que se considera responsable de la mayoría de los casos de cáncer relacionados con esta sustancia.
Finalmente, señaló que antes de conocerse sus cualidades cancerígenas, la población estuvo expuesta al asbesto de múltiples maneras, incluso en la construcción de hogares. Hizo hincapié en el mesotelioma maligno pleural, un tumor maligno asociado a la exposición a asbesto, que se manifiesta con mayor frecuencia en hombres, su diagnóstico suele ser tardío debido a la poca sensibilidad de las pruebas de inmunohistoquímica. En casos avanzados, la supervivencia es limitada, con un promedio de 6 a 11 meses. Sin embargo, cuando se diagnostica tempranamente, haciendo uso de marcadores combinados como la Mesotelina y la Calretinina, las posibilidades de supervivencia se extienden hasta 6 años.
Por Luisa Vera