HISTORIAS DE ÉXITO #MUJERESFACMED

Mi nombre es Ingrid Andrade Canizalez. Mi decisión para estudiar Fisioterapia se basó en la convicción de que esta profesión no sólo es hermosa, sino también significativa, ya que implica ayudar a las personas a recuperar su funcionalidad y mejorar su calidad de vida.

En mi trayectoria académica me he enfrentado a distintos desafíos, como la dificultad constante de acceder a bibliografía verificada y el reto de lidiar diariamente con la errónea creencia que se tiene sobre nuestra labor, que sólo ofrecemos masajes o «toquecitos». Para contrarrestar esta idea y defender mi profesión, me he dedicado a estudiar a fondo, a prepararme de manera exhaustiva y a consultar mis dudas con mis colegas fisioterapeutas y profesores, buscando mantenerme siempre actualizada en mi campo.

Mi compromiso con el aprendizaje continuo y la excelencia en mi práctica son fundamentales para reflejar que la Fisioterapia es una disciplina integral y valiosa, es un arte dedicado a mejorar la vida de quienes confían en nosotros para su bienestar físico y emocional.

Realicé mi profundización en el área de Fisioterapia Pediátrica en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, y actualmente soy pasante de Servicio Social en la Coordinación de la Licenciatura en Fisioterapia. Mi elección por esta sede fue estratégica, ya que buscaba explorar otras áreas como la docencia y la administración. Durante este tiempo he descubierto mi profundo gusto por la enseñanza, estudiar para preparar mis clases y compartir mis conocimientos con los futuros colegas me ha brindado una satisfacción inigualable.

A lo largo de mi carrera he tenido la fortuna de conocer mujeres fisioterapeutas excepcionales que como docentes han dejado una huella significativa en mi formación y me han inspirado a fortalecer mis conocimientos y mis valores como persona y profesional de la salud.

Algunas de ellas son la maestra Martha Morales, especializada en Neurología Pediátrica con una sólida preparación y una gran capacidad de impartir clases enriquecedoras que van más allá del aula; la maestra Samantha Rabadán, cuya iniciativa de fomentar la búsqueda personal de información ha sido crucial en mi crecimiento académico; y la licenciada Carla Ángeles, quien fue para mí una guía invaluable en el tratamiento de pacientes pediátricos dentro de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales durante mi año de profundización. Gracias a ellas aprendí a brindar atención especializada con amor y profesionalismo.

Para mí, la igualdad de género en la Fisioterapia significa que todas, todos y todes les fisioterapeutas tenemos los mismo derechos y oportunidades para demostrar nuestras competencias en cualquiera de las áreas que la integran, así como la garantía de recibir el mismo respeto y reconocimiento como profesionales sin importar el género. Para lograrlo necesitamos multiplicar los esfuerzos para crear un entorno inclusivo desde el aula.

Mis planes futuros son convertirme en una docente capaz de transmitir efectivamente el conocimiento a alumnos y colegas, además de seguir desarrollándome como fisioterapeuta pediátrica para ofrecer la mejor intervención a mis pequeños pacientes.