En el sistema educativo actual mexicano aún no se ha asumido plenamente que no todos los padres y madres de los alumnos son heterosexuales. Pese a las transformaciones que ha vivido la sociedad, la familia nuclear heterosexual se sigue presentando como el único modelo en las aulas, ya sea en los libros de texto, en el material didáctico, en los discursos del profesorado o en las actividades que se plantean.
Partiendo de esa idea y con base en el artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el que se establece que toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos, la doctora Virginia Barragán Pérez, tutora de tesis de la especialidad de Psiquiatría de la Facultad de Medicina, explicó que las instituciones que no permiten esta elección a las parejas homoparentales están cometiendo graves faltas a la ley.
En este sentido, durante el 2º Ciclo anual de preguntas y respuestas “Todo lo que siempre quisiste saber y no te atrevías a preguntar 2019”, organizado por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad, la también académica comentó que en materia legal y social aún hay mucho por trabajar, a pesar de que en la Constitución de la Ciudad de México ya se reconocen los derechos de las familias homoparentales.
Indicó que el actual debate en México sobre la paternidad de las parejas del mismo sexo se debe al miedo a lo desconocido y a la desinformación, porque se tiene registro en diversos estudios de que los hijos que se desarrollan en familias de este tipo no tienen ningún problema social, biológico ni psicológico, al contrario, crecen con una mentalidad más abierta, son más tolerantes y comprensivos a diferentes formas de pensar y actuar.
Al explicar las diferencias entre sexo y género, mencionó que el primero hace referencia a lo biológico: se divide a las personas en mujeres u hombres; en cambio, el género (masculino o femenino), se aprende y está sujeto a la educación y normas sociales.
Por eso, conocer estas diferencias, y entender que mujeres y hombres tienen las mismas capacidades, sin importar la biología, ni la orientación sexoafectiva, son elementos clave para prevenir y erradicar la violencia.
La especialista indicó que a los niños, ya sea que tengan padres del mismo sexo o no, se les debe hablar de una manera clara y con un lenguaje que ellos puedan entender; entre más precisas sean las explicaciones, no se sentirán agredidos ni confundidos.
La doctora Barragán Pérez concluyó que en este tipo de temas lo principal es educar a los adultos, para que sean ellos los primeros que no juzguen a sus similares que desean llevar su vida sexual, su familia y su forma de amor de otra manera, fuera de lo convencional. “En estos casos, lo único que no debería ser aceptado es la discriminación a ninguna persona y por ningún motivo”, consideró.
Samantha Cedeño