Pese a que el sueño es uno de los pilares de un estilo de vida saludable, el promedio de horas de sueño ha disminuido de nueve horas en 1910 a menos de siete horas actualmente. La magnitud de su efecto en la salud es similar a la de otros elementos como la dieta o el ejercicio, por ello, es importante incluirlo en toda historia clínica e interrogar su duración y calidad.

El sueño se divide en REM y no REM, y consta de cinco fases: la uno y dos corresponden a un sueño ligero, en la tres y cuatro se encuentra el sueño profundo, en la cinco o fase REM ocurren los movimientos oculares rápidos. Todas las fases son importantes y se relacionan con procesos de regulación y contra regulación hormonal que influyen en el metabolismo. El periodo más importante para descansar ocurre entre las fases cuatro y cinco, si una persona no transita a estas fases no descansará y puede morir por insomnio, explicó el doctor José Halabe Cherem, Presidente de la Academia Nacional de Medicina de México.

Durante su conferencia magistral moderada por la doctora Ana Laura Márquez Alonso, Coordinadora de Medios y Tecnologías para la Educación de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, mencionó que el insomnio se trata de un síntoma y no de una enfermedad, se manifiesta por una dificultad en el inicio, fraccionamiento, mala calidad del sueño o un despertar temprano. Puede ser transitorio o crónico; se calcula que entre un 30 y 40 por ciento de la población lo ha presentado al menos una vez en su vida. Hay alteraciones que provocan insomnio como el síndrome de apnea obstructiva del sueño, asma, depresión o ansiedad. Asimismo, se ha relacionado con demencia, Enfermedad de Parkinson y epilepsia, entre otras.

Existen causas extrínsecas de insomnio como ruido ambiental, higiene inadecuada del sueño, intoxicaciones y fármacos: “Hay muchos fármacos que ustedes como alumnos el día de mañana van a prescribir y que pueden causar insomnio; en la historia clínica debemos valorar lo que está tomando el paciente”, destacó el doctor Halabe Cherem, al mencionar como ejemplo a los beta bloqueadores, anticolinérgicos, estimulantes del sistema nervioso central, aminas y corticoesteroides.

El mal dormir tiene costos sociales y económicos elevados, afecta la calidad de vida y puede contribuir a desencadenar enfermedades como diabetes, problemas cardiacos, obesidad o síndrome metabólico.

En la 6ª Feria del Libro de Ciencias de la Salud, el especialista explicó que para el diagnóstico debe obtenerse una historia clínica detallada, interrogar enfermedades psiquiátricas o los medicamentos que toma el paciente y reservar estudios para los casos en los que se sospeche de enfermedades específicas asociadas.

El tratamiento consiste en corregir los problemas médicos que generan insomnio, evaluar la higiene del sueño y emplear terapias cognitivo-conductuales, evitar el consumo de sustancias estimulantes y el uso de aparatos electrónicos antes de dormir, también pueden indicarse benzodiacepinas, agonistas de los receptores de GABA, antidepresivos tricíclicos, agonistas de los receptores de melatonina o antagonistas de los receptores de orexina.

Ricardo Ambrosio