La calidad del Museo de la Medicina Mexicana no sería posible sin un gran equipo de trabajo integrado por diferentes autoridades y personas que contribuyen como voluntarios y complementan la función social de tener contacto directo con los 35 mil asistentes mensuales que recibe el Palacio de la Escuela de Medicina, transformando la experiencia en algo gratificante e interesante.

“Estamos eternamente agradecidos con los 18 voluntarios activos, aportan mucho a la gente que nos visita; hemos tenido desde niños, jóvenes, hasta adultos mayores y recibimos con las puertas abiertas a todos los interesados en ser parte del equipo”, indicó la maestra Verónica González Illescas, responsable del Área de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina, al señalar que la convocatoria para ser voluntarios está abierta siempre.

También, participan jóvenes que realizan su Servicio Social de carreras del área de Ciencias Sociales y Humanísticas como Historia, Arquitectura y Diseño Gráfico, entre otras, que han ayudado a difundir la cultura, las ciencias médicas y las colecciones del Museo.

¿Por qué ser voluntarío?
“Decidí ser voluntario del Museo de la Medicina Mexicana porque es un lugar muy interesante ubicado en un recinto con mucha historia, he aprendido demasiado y disfruto de interactuar con las personas que nos visitan”, Héctor Manuel Macías Ramírez.

“Cuando iba en 2º año de la Licenciatura de Médico Cirujano me interesó ser guía del Museo, pues tenía un gran deseo de aprender más sobre la historia de la Facultad de Medicina y de nuestra Universidad; ahora gozo de compartir este gusto por difundir la riqueza cultural de la Medicina”, Carlos Daniel Aguilar Pérez.

“Me interesó ser voluntario porque desde mi punto de vista es fundamental el integrar la parte cultural con la académica, conocer el pasado y compartirlo con la comunidad. He aprendido a trabajar en equipo, a hablar en público, a tener compañerismo y, por supuesto, mucha historia de la Medicina”, Alejandro Hernández Chávez.

“Lo que más disfruto como voluntario es el poder convivir con diferentes públicos, en ocasiones nos tocan personas que están directamente involucradas con algún área de la salud, quienes aportan conocimiento nuevo al discurso que tenemos y eso brinda una oportunidad única para construir un conocimiento en conjunto diferente a lo establecido”, Hazel Sánchez Ramírez.

Fotografías de Carlos Díaz

“Lo principal que se aprende es el trato con la gente, estamos para servir a los visitantes del Palacio. Aunque el Museo es de un tema especializado, estamos abiertos a todo tipo de público y eso implica saber transmitir los conocimientos de Historia de la Medicina a grupos de personas que no están familiarizados con la temática”, Eric Guerrero.

Para ser voluntario es importante tener empatía, responsabilidad, paciencia, ética y mucho amor; me encanta motivar a los visitantes a seguir aprendiendo, cuestionarse, indagar más sobre lo que el Museo puede otorgar, es un lugar no sólo para aprender, sino también para gozar de su belleza en la arquitectura”, Janeth Santos Jiménez.

“Decidí ser voluntario porque considero tener una vocación para la enseñanza, he participado en la orientación de los visitantes a través de los recorridos guiados, especialmente en la Noche de Museos, y he aprendido que esto es un acto de atención y gentileza que permite descubrir nuevas relaciones culturales entre personas”, Omar Ricardo Pérez Badillo.

“Al ser voluntaria he enriquecido mi vida de muchas maneras: me ha enseñado a ser comprometida, organizada, a tener humildad para aprender y valorar a las personas. Creo que en algún momento todos deberíamos de ser voluntarios en alguna institución para trascender como seres; no hay nada más gratificante que donar parte de tu tiempo, atenciones y conocimiento a los demás”, Diana Arroyo Montes de Oca.

“Hice mi Servicio Social en el Museo de la Medicina Mexicana y me gustó mucho dar visitas guiadas porque conocí gente maravillosa en mi proceso, fue una experiencia bonita y única, razón principal por la que decidí continuar como voluntaria y disfruto de esta labor que requiere respeto, responsabilidad, compañerismo, tolerancia y confianza”, Camila García García.

El ser voluntaria es una experiencia que marca tu vida en sentido positivo, te invita a ser mejor persona y profesionista. Lo que más disfruto es conocer a los visitantes, así como trabajar con todas las personas brillantes que integran el staff del Palacio de la Escuela de Medicina, aprendo mucho de ellos y les agradezco la oportunidad de estar en su equipo”, Adriana Ailed Nieves Valerdi.

“Estoy convencido de que el voluntariado es la mejor forma de solidarizarse con los demás; he aprendido a convivir con diversas perspectivas de pensamiento, incluso entendí que la salud se puede estudiar desde otras disciplinas como el arte y la historia”, José Luis Santiago.

Por Karen Hernández