“He ampliado mi desarrollo profesional y personal al realizar mi Servicio Social en una sede rural, y me he percatado de los distintos contextos y necesidades de salud que tiene México”, expresó María Valeria Hernández Escobedo, médica pasante de la Facultad de Medicina de la UNAM en la Casa de Salud Salvador Urbina de Chiapas a través de la plaza “Compañeros en Salud”.

Para ella, el haber salido de la Ciudad de México y atreverse a ir a la Sierra de Chiapas ha sido una experiencia muy enriquecedora en todos los ámbitos de su vida, y aseguró que es de suma importancia brindar atención médica en zonas de alta marginalidad donde la población cuenta con poca o nula accesibilidad a servicios de salud: “Atender y apoyar a las personas de estas comunidades puede marcar una gran diferencia para su calidad de vida”.

A su vez, agregó que durante su pasantía, además de reforzar sus conocimientos en la práctica, también ha recibido diversos cursos, material y capacitaciones para mejorar su desempeño a cargo de “Compañeros en Salud”: “Nos otorgaron nuestra propia máquina de rastreo para diagnosticar tuberculosis a partir de un ultrasonido, debido a que es un padecimiento muy común y los pacientes no tienen la capacidad económica para realizarse estudios, además de que las vías de transporte no son eficientes”.

De igual manera, recalcó que ha tenido la oportunidad de abordar patologías relevantes que en ninguna de sus rotaciones anteriores había tratado: “Tengo una paciente con Schwannoma, que es una tumoración derivada de las células de Schwan que requiere de intervenciones específicas”, comentó al resaltar que afortunadamente con su detección oportuna, pudieron conseguir que Neurología del Centro Médico Nacional “Siglo XXI” del IMSS la atendiera en la Ciudad de México.

“Una vez tuve un caso de urgencias con RCP que ameritaba traslado a un hospital para cirugía y aquí no tenemos ambulancia, pero gracias a que una persona de la comunidad nos llevó en su auto, pudimos salvarle la vida a mi paciente”, recordó Valeria al mencionar que el mayor desafío al que se ha enfrentado durante su estancia es la escasez de servicios básicos, recursos sanitarios y económicos.

“La interacción que he tenido con la comunidad ha sido muy buena, las personas son muy agradecidas y me han traído de sus cosechas o me invitan a comer como reconocimiento al servicio que reciben de mi parte”, compartió orgullosa.

Las ventajas que Valeria considera de encontrarse en la Casa de Salud Salvador Urbina son la experiencia laboral que ha adquirido, el poder tomar decisiones como médica y dar alrededor de 30 consultas diarias, lo que la ha convertido en una profesional de la salud totalmente capaz de afrontar cualquier reto.

Asimismo, compartió que espera seguir fortaleciendo los aprendizajes que ha generado a lo largo de este tiempo con “Compañeros en Salud” y planea mantenerse en contacto con esta organización internacional para posteriormente desarrollarse en Medicina Social en otros lugares del mundo.

Por otra parte, ella aconseja a las y los estudiantes que están por elegir su Servicio Social que opten por una sede rural, “aunque es un trabajo arduo e imponente, lo más importante es que se gana mucha experiencia como médica o médico, te conviertes en la o el representante de salud de una comunidad y eres tú quien toma decisiones, poniendo en práctica lo que realmente es la Medicina”, puntualizó.

Finalmente, sugirió que lo hagan a través de la plaza de “Compañeros en Salud”, pues serán la guía y el apoyo para enfrentarse a la atención médica rural, además de brindarles la posibilidad de tener opciones de trabajo en el futuro.

Por L. Ixchel Díaz