Se estima que los trastornos del sueño tienen una prevalencia de entre 18 y 25 por ciento en la población infantil. Las principales alteraciones son debidas a una mala higiene de sueño, cantidad de sueño insuficiente y presencia de trastornos del sueño como los respiratorios durante el dormir. El sueño insuficiente o la presencia de trastornos afectan nuestro funcionamiento y generan durante el día cambios en la conducta; por lo tanto, ahora más que nunca es esencial orientar a las infancias sobre los beneficios de cuidar su sueño para mantenerse saludables, favorecer su crecimiento y aumentar su potencial de desarrollo en todas las áreas en las que se desenvuelven día con día.

En ese sentido, la Clínica de Trastornos del Sueño (CTS-UNAM) de la Facultad de Medicina de la UNAM, en colaboración con el Papalote Museo del Niño y apoyo de la IBRO, presentó una campaña denominada “CEREBREmos el dormir 2024”, dicha campaña de concientización, dirigida a niñas, niños y adolescentes, tiene el objetivo de sensibilizarles sobre la relación entre el sueño y el cerebro, así como el impacto que éste tiene en su desarrollo, en el marco de actividades de colaboración por la exposición temporal Sueña: Misión 0030 de Papalote Museo del Niño.

En el auditorio “Cecilia Occelli”, el doctor Andrés Eliú Castell Rodríguez, Jefe de la División de Investigación de la Facultad de Medicina, explicó que esta campaña se realizó en el marco del Día Mundial del Sueño (15 de marzo) y la Semana del Cerebro (13 al 17 de marzo), bajo el lema “Equidad de sueño para una Salud Global”: “Dormir no sólo es un periodo de descanso, sino que es una parte esencial que afecta todos los aspectos de nuestra salud física y mental. Desde mejorar nuestra concentración y rendimiento, hasta fortalecer nuestro sistema inmunológico y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, el sueño es un pilar”.

Asimismo, resaltó la importancia de fomentar un cambio cultural donde el sueño sea valorado y priorizado como una parte esencial de un estilo de vida saludable, por lo que “celebremos cada noche que pasamos descansando nuestros cuerpos y mentes la sensación de despertar renovados y listos para enfrentar el día. Hagamos del dormir una prioridad para crear un mundo más feliz para todos”.

Por su parte, la maestra Alejandra Cervantes, Directora General del Papalote Museo del Niño, mencionó que con la exposición Sueña: Misión 0030 tuvieron la meta de resaltar la importancia de la higiene del sueño a través del juego, pero con sustento científico, y a los casi ocho meses de su inauguración, más de 105 mil personas que la han visitado se han llevado mensajes muy claros sobre los cambios en los hábitos del descanso, por lo que invitó a todos los presentes a dar un recorrido por la exhibición.

En el presídium y el recorrido de bienvenida en la exposición Sueña: Misión 0030, también estuvo la doctora Rosa María Wong Chew, Jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina; la licenciada Marcia Larios, Directora de la Experiencia en Papalote Museo del Niño; y el doctor Rafael Santana Miranda, responsable de la CTS-UNAM.

Dormir es esencial para el cerebro

En esta conferencia, la doctora Gabriela Hurtado Alvarado, integrante del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina, indicó que durante el sueño se produce una serie de procesos que contribuyen al mantenimiento y reparación del cerebro; sin embargo, el no descansar altera estos procesos y compromete la integridad de las barreras cerebrales protectoras, especialmente la hematoencefálica, cuya función es prevenir el paso de agentes contaminantes, por lo que su deterioro afecta significativamente a la salud.

Por lo tanto, enfatizó en la importancia de un adecuado descanso y la regulación de los ritmos circadianos para no desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, depresión, ansiedad o trastornos cognitivos como la demencia: “Otro factor determinante para tener estas patologías es la edad, pero si consideramos que el dormir es una necesidad, nuestro cerebro será lo suficientemente funcional para seguir haciendo lo que nos gusta y no tendremos dificultades al pasar los años”.

Impacto de los trastornos del sueño en población pediátrica

El doctor Ángel Daniel Santana Vargas, investigador del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, comentó estudios realizados en población pediátrica, como el centrado en niños toddlers (de 12 a 36 meses), en los que se observó que, desde la lactancia, los infantes pasan aproximadamente una hora al día frente a dispositivos tecnológicos, y este tiempo aumenta a medida que crecen, afectando incluso sus horas de sueño, lo que puede tener repercusiones en su vida adulta.

Ante esa problemática, compartió algunos tips para tener una buena higiene del sueño, como: la hora de acostarse y despertar debe ser lo más consistente posible; las siestas tienen que ser cronometradas lo suficientemente temprano para permitir volver a dormir en la noche; mejorar la exposición a la luz de la mañana y limitarla por la noche, incluidos los aparatos tecnológicos, para la adecuada regulación de nuestros procesos circadianos, como la liberación de la melatonina; y evitar el chocolate, las bebidas energéticas o con cafeína por la noche.

Trastornos respiratorios durante el dormir en niños

La doctora Elda Esmeralda Guadalupe Godoy de Dahbura, otorrinolaringóloga pediátrica y médica del sueño, abordó este tema y explicó que, si un niño tiene problemas de respiración a la hora de dormir, no despertará con una “sonrisa de solecito”, su rendimiento se verá comprometido y desarrollará enfermedades cardiovasculares y metabólicas: “Una respiración normal es inhalar y exhalar de manera arrítmica por la nariz, la problemática surge cuando hay una pausa prolongada entre respiraciones, conocido como apnea”.

Asimismo, comentó que el síndrome de apnea-hipopnea obstructiva infantil del sueño son episodios recurrentes de obstrucción parcial o total de las vías respiratorias, mientras que la apnea central ocurre porque el cerebro no envía las señales adecuadas a los músculos que controlan la respiración, lo que puede ser un signo de disfunción del tronco encefálico. En ocasiones, esta condición es asintomática, y es detectada por los cuidadores que notan pausas respiratorias largas y tranquilas, o respiraciones superficiales seguidas de sueño inquieto.

Parasomnias en niños

Al abordar este tema, el doctor Santana Miranda señaló que son varios los agentes tanto externos como internos que pueden afectar el sueño y generar errores de sincronización con la manifestación de conductas inadecuadas durante el dormir y que conocemos como parasomnias, por ejemplo, las personas invierten mucho tiempo usando aparatos electrónicos, por lo que pierden horas importantes para dormir y desfasan su horario natural de sueño; las mujeres tienen necesidades diferentes, el ciclo menstrual o el embarazo o el climaterio altera el sueño; y en el caso de los niños hay que considerar que son cerebros en desarrollo con mayor necesidad de dormir y riesgo de vulnerabilidad a los factores externos como internos, para la generación de parasomnias, principalmente del sueño NMOR, las cuales son un dato a considerar cuando se presentan de forma recurrente.

“A través de nuestras investigaciones en la CTS-UNAM con niños, logramos ver el impacto que tienen ciertas patologías en el desarrollo de la actividad electroencefalográfica lenta (delta), una ventana de oportunidad para valorar el neurodesarrollo y descubrimos que la población escolar que padece de parasomnias, presentan problemas respiratorios, actividad epileptiforme, trastornos de movimiento, su combinación o la ausencia de estos en un porcentaje, que implica la consideración de otros trastornos del ámbito ambiental, anímico, entre otros”, puntualizó al agradecer al increíble equipo de la CTS-UNAM y la oportunidad de colaborar con el Papalote Museo del Niño en proyectos de divulgación tan oportunos como la exposición Sueña: Misión 0030.

Fotografías: Carlos Díaz

Karen Hernández